Lo decía el speaker de lujo que ayer comentaba el XXXV Gran Premio Cáceres de campo a través y que es uno de sus alma máter , José Ignacio Fernández: "esperemos que después de cuatro meses sin llover, el agua pueda esperar hasta las cinco de la tarde". Así fue. Sólo unas tímidas gotas asomaron a media mañana, pero no dio tiempo a sacar los paraguas, porque el agua desapareció sin más. El temor de la organización no se cernió sobre el circuito de pinares y alcornoques centenarios de Talayuela, pero sí lo hizo el caprichoso calendario, que hizo coincidir la gran cita atlética extremeña con la realidad festiva del Carnaval, que se celebra en numerosos puntos de la geografía regional y que en Navalmoral de la Mata tiene una de sus grandes citas.

La competencia desleal de la fiesta restó auge a una prueba que volvió a gozar de una capacidad organizativa de primer nivel y que contó con grandes estrellas a nivel regional, nacional e internacional.

Sin embargo, la alta participación de otras ediciones bajó notablemente y apenas se alcanzaron los cuatrocientos participantes en el total de categorías.

En buena forma

Pero si alguien logró ayer éxitos y contribuyó con una pléyade de jóvenes y prometedores atletas fueron los clubes de la zona. El Campo Arañuelo y el Navalmoral-Almaraz sumaron varios triunfos a nivel individual y por equipos, con un gran número de atletas de origen magrebí en sus filas, dando todo un ejemplo de integración deportiva y social, del que Víctor Luengo tiene gran parte de culpa .

Los triunfos más incuestionables fueron los del veterano placentino Andrés Medina, que aún es capaz de correr el kilómetro a 3.13; del junior oliventino José Luis Galván Pollito , insultante por su enorme superioridad respecto a sus rivales; o de las prometedoras Cristina Jordán y Lidia López, del Triatlón Casar y del Navalmoral-Almaraz en juvenil y cadete, respectivamente. También Jerónimo Bueno y Nourredine Dliem rindieron a buen nivel ganando en cadete y juvenil.