Hiroki Ogita nunca lo habría dicho, al menos en estas circunstancias, pero ha descubierto en los Juegos Olímpicos de Río 2016 que el tamaño sí importa. Y mucho.

El saltador con pértiga japonés, afrontó con decisión el último intento sobre 5,30 metros. Si lo superaba, obtenía la clasificación. Parecía que ya había vencido el obstáculo, describió perfectamente el arco necesario con el cuerpo, pero de pronto algo tropezó: el pene.

El miembro viril de Ogita, fatalmente remarcado por la ceñida indumentaria, tocó en el siempre sensible listón, que se vino abajo, según puede apreciarse en el vídeo.