Lionel Messi "ha tratado de eludir" el pago de impuestos de la explotación de sus derechos de imagen "por el camino que sea". Así de contundente se expresó el tribunal de la Audiencia de Barcelona que le ayer le condenó a 21 meses de cárcel por tres delitos fiscales y le impuso una multa de dos millones de euros tras el juicio celebrado en junio. Su padre, Horacio Messi, fue castigado con la misma pena de prisión, pero la multa se rebajó a 1,6 millones de euros.

Estas condenas, en principio, no implicarán el ingreso en prisión del astro argentino, aunque la última palabra la tiene el tribunal. A partir de ahora, el jugador tendrá antecedentes penales por lo que si fuera condenado de nuevo por otros delitos su ingreso sería casi inevitable.

El tribunal rechaza a lo largo de una sentencia de 58 folios los alegatos ofrecidos por el delantero del Barça, quien ha sostenido a lo largo de todo el proceso que él no leía los contratos y que firmaba lo que le decía su padre porque él solo se dedicaba a jugar al fútbol.

Para los jueces esa actitud es "una indiferencia grave", ya que le ha llevado a "permanecer en la ignorancia a lo largo del tiempo". Y es que los jueces dan por bueno que el astro argentino "dejó de leer sistemáticamente todos y cada uno de los contratos", pero señalan que esta actuación no le puede resultar beneficiosa para "no mandar a la ciudadanía el mensaje de que que es preferible inhibirse que preocuparse" en asuntos fiscales.

Los togados también señalan que Messi firmó "multitud de contratos" fuera de España y de Argentina, pero que prefirió ponerse en una situación de "ignorancia por no querer saber aquello que puede y debe saber". Y subrayan que el astro "debió de darse cuenta de que era desproporcionado" que, a pesar, de los ingresos que percibía le saliera a devolver la renta en los ejercicios del 2007 (808 euros) y en la del 2010 (7.210 euros).

Por ello, los magistrados afirman que la información estaba a su alcance "si hubiera preguntado" al despacho que gestionaba sus cuentas y que tenía como clientes a otros deportistas de élite.

Los jueces sostienen que el delantero blaugrana omitió declarar en los ejercicios del 2007, 2008 y 2009 los ingresos obtenidos "por la explotación de sus derechos de imagen incumpliendo así su obligación de contribuir" al erario público. La sentencia no es definitiva y tanto Messi como su padre la recurrirán al Supremo.