Tenía que ser un paso al lado. Pero acabó siendo un portazo. Se cansó Robert Moreno del ruido que generaba su futuro, y antes de que lo terminaran echando de su puesto, que ahora supo que sí era realmente provisional, envió un mensaje a Luis Rubiales, el presidente de la Federación. Un mensaje para precipitar una crisis en la selección, una más, al tiempo que alimentaba el misterio sobre sus divergencias con Luis Enrique. Antes, amigos; ¿ahora...?

Nadie sabe lo que ha ocurrido en los últimos meses para que el segundo entrenador de Lucho durante ocho años haya vivido tal desencuentro. Y tan grande es que ni tan siquiera acudió a la cita que le había planteado José Francisco Molina, el director deportivo de la federación.

Sí llegaron, como dijo el presidente de la Federación, «dos abogados que han sido bien recibidos, como siempre pasa en esta casa» para encontrar una salida legal.

¿Qué ha pasado realmente entre Luis Enrique y Robert Moreno? ¿Por qué se ha quebrado esa relación de confianza y amistad tejida con paciencia durante casi una década? ¿Quién rompió antes? ¿Cual fue la auténtica causa?

Preguntas sin respuesta, porque tanto Luis Enrique como Moreno han escogido la vía del silencio.

«Son cuestiones en las que Molina y yo no podemos entrar», dijo Rubiales, mientras suena Unzué, extécnico del Girona, como nuevo segundo del asturiano. « Luis Enrique tendrá que decidir sobre su staff», añadió el presidente. «No es lo mismo Luis Enrique de entrenador que Robert Moreno de entrenador», sentenció Molina. Y nada es tampoco lo mismo para Robert y Luis. Algo se quebró.