Las reacciones sobre los 93 millones de euros que pagará el Real Madrid por Cristiano Ronaldo siguen produciéndose en varios sentidos. Ayer hasta hubo una ruidosa confusión con Luis Figo como protagonista. Se transmitió que el exjugador madridista había afirmado en la web del Inter de Milán que la cifra gastada por Florentino Pérez en las incorporaciones de Kaká y su compatriota era "vergonzosa" considerando "los tiempos de crisis" que vive la sociedad mundial. Horas después, se rectificó el sentido y "vergonzosa" fue sustituido por "causa sensación", argumentando que "el mercado es así, hay quien compra y quien vende".

Mientras, Zinedine Zidane tenía desde el 2001 el honor de ser el fichaje más caro de la historia. El Real Madrid pagó por él 75 millones a la Juventus, superando los 61 que desembolsó por el propio Figo para romper su contrato con el Barcelona. Zidane se siente "aliviado" por librarse de "ese récord tan pesado de llevar", dijo al diario francés Le Dauphine Libéré . El exjugador elude pronunciarse sobre si es "razonable" la inversión de Pérez, entiende que se ve forzado para luchar con el Barça y admite que negocia con Franck Ribéry.

CENSURA EPISCOPAL Mientras tanto, hasta el arzobispo de Barcelona criticó también la actitud de Florentino Pérez al censurar los "dispendios descomunales, como en el caso de los contratos deportivos", que se pactan en una época de crisis tan acusada como la que se vive en el mundo.

Lluís Martínez Sistach, en su homilía de ayer en el Corpus Christi, dijo que la crisis económica es también una crisis "de valores" y pidió "solidaridad y austeridad" para ayudar a los más necesitados.