Una de las grandes incógnitas dentro del entramado societario del Cáceres CB, hasta ahora no despejada, responde al nombre de Spengler, una constructora domiciliada en la madrileña calle de Claudio Coello que figura, según el Registro Mercantil, entre los seis primeros accionistas. Con 500 títulos, lo que equivale a unos 30.000 euros (cinco millones de pesetas), esta firma controla algo más del tres por ciento del club.

La sociedad anónima, que se vio inmersa en un proceso de suspensión de pagos en el año 2000, supera en control accionarial del Cáceres CB a la propia Cámara de Comercio y a firmas como Conyser, Magenta o Placonsa, y figura por detrás del Ayuntamiento de Cáceres y Caja de Extremadura.

LA INCOGNITA

Poco o nada se sabía hasta ahora de Spengler. Aunque obviamente conocían su existencia, ni siquiera los administradores del club tenían referencias concretas de este accionista, cuyo expediente de suspensión de pagos se comenzó a tramitar en el otoño del 2000 en el Juzgado de Primera Instancia número 59 de Madrid. La sociedad ha estado relacionada con el caso Banesto que dio con su entonces presidente, Mario Conde, en la cárcel. Según ha podido saber EL PERIODICO EXTREMADURA, Banesto llegó a abonar unos 2,8 millones euros (4.600 millones de pesetas) a esta constructora por la remodelación de las plantas de la alta dirección de la entidad en la sede de la calle Alcalá. Según los documentos desvelados en su día, y que formaron parte de la investigación sobre las actuaciones del equipo gestor de Conde, la operación reveló varias anomalías: el pago se hizo de una vez y por adelantado, y de acuerdo con los peritos, la estimación del valor de las obras no alcanzó la cantidad.

Los mismos documentos avalan que Conde, actualmente en Alcalá Meco, llegó a hacerse con cerca del 49% de la sociedad. La operación, por la que el exbanquero habría desembolsado casi 2,5 millones de euros (400 millones de pesetas), se materializó a través de la compra de una sociedad instrumental y de un paquete adicional de títulos. Spengler era entonces propiedad de Joaquín Vázquez Alonso, y sus ventas eran de 25 millones de euros, unos 4.000 millones de pesetas.