La camiseta rosa con la que llegó vestido a Italia, tal vez homenaje a su triunfo en el Giro, solo era un camuflaje. Alberto Contador tenía ganas de que se le escuchase y que todos supieran lo que hasta ayer era un silencio a voces. No le ha gustado nada que Lance Armstrong haya decidido formar parte de su vida deportiva. El ciclista de Pinto, el ganador de las rondas francesa, italiana y española, se incorporó ayer a la selección española que el domingo disputará la prueba en ruta del Mundial herido porque se considera poco valorado, pese a sus gestas, por el Astana.

El español quiere saber las intenciones del tejano. Dos candidatos al triunfo en el Tour no caben a su entender en la escuadra kazaja. Ayer descubrió que en menos de una semana ya ha recibido cuatro ofertas y que sus abogados pueden estudiar las condiciones para rescindir su contrato unilateralmente.

Johan Bruyneel, mánager del Astana, tiene un problema. Y es muy gordo. Si no convence a Contador en la reunión que deben mantener en Varese, su perla, su genio, su apuesta de futuro romperá la relación y buscará un nuevo proyecto lejos del Astana. Si le obliga a quedarse, será a disgusto y así no se puede preparar ni el Tour ni cualquier otro objetivo. Mientras, Armstrong, conocedor del malestar, no hace otra cosa que echar flores al ciclista de Pinto. Ayer, en una entrevista en L´Equipe intentó seducir al madrileño diciendo que era el mejor, un honor correr a su lado, a la vez que anunció que asistirá el 22 de octubre a la presentación del Tour 2009.

Sin embargo, en la antesala del Mundial, Contador no se mordió la lengua. Con mucha calma y midiendo cada una de las palabras dejó claro que no quiere compartir galones con el tejano. "Ya se daba por hecho que venía. Pero una vez ha fichado por mi equipo yo quiero saber cómo se enfoca la temporada. ¿Acudirá al Tour para disputarlo? Yo tengo claro que no voy a renunciar a nada porque Armstrong esté en el equipo. Voy a hacer el mismo calendario esté o no esté Lance".

CONTRATO HASTA EL 2010 Así las cosas, el corredor de Pinto avisó ayer que estaba dispuesto a abandonar el Astana. "Si veo que mis objetivos se ven perjudicados no me quedará otro remedio que tomar una decisión. No deseo marcarme ningún plazo. La decisión es difícil, pero a mitad de temporada todavía será más complicada. Antes quiero saber más sobre los planes de Armstrong". La desinformación --el tejano no ha hablado con él y no le envía ningún mensaje desde que ganó el Giro-- le ha disgustado. "Tengo contrato hasta el 2010. No dispongo de ninguna cláusula de rescisión por lo que los abogados pueden intervenir", recalcó el español.

Hasta que Armstrong comunicó el retorno para el año que viene y su intención de correr a las órdenes de su amigo Bruyneel, en el Astana todo giraba alrededor de Contador. Ahora la situación puede cambiar. "Si yo fuera el director lo tendría claro a la hora de escoger entre un proyecto a corto plazo, de seis meses a un año, y otro más largo de casi 10", dijo Contador.

Contador recordó que en febrero no escuchó los cantos de sirena que le recomendaban que dejase el Astana y fichara por otro equipo, con lo que se aseguraba la participación en el Tour, ya que el conjunto kazajo fue excluido en contrapartida por el positivo de Vinokurov en el 2007. "Yo me quedé en el equipo por el ambiente. Por eso, si me pongo a mirar y saco conclusiones, igual veo que he hecho cosas que luego no valoran".