En la Vuelta al Algarve no hay cámaras de televisión en directo, ni motos que ofrezcan hasta el mínimo detalle como ocurre cada día en el Tour. Hay que situarse en la cuneta como un aficionado más y tratar de encontrar un hueco en la carretera que permita ver, en la distancia, a minúsculas figuras moviéndose sobre una bicicleta. Ya llegan los ciclistas. Gritan un montón de aficionados portugueses y de sus gargantas solo sale un nombre, al que identifican perfectamente por su maillot del Saxo Bank. "Contador va en segunda posición".

Sí. Contador va. Y lo hace en el grupo de elegidos, la única figura que ha acudido a la ronda portuguesa que asciende el corto pero empinado Alto del Malhao en las primeras posiciones del pelotón. El año pasado llegó a esta misma cumbre en solitario. Pero el año pasado no se habían cruzado 50 picogramos de una sustancia llamada clembuterol por su vida, como si fuera dinamita pura, explosiva al 100%.

SIN OBSESION Contador no gana este año. Llega en tercera posición y se sitúa en segundo lugar de una general que comanda el británico Stephen Cummings. "Pero no hay que obsesionarse --palabra del pinteño--. Sé que tengo que estar contento pese a no ganar, porque vengo de donde vengo". En efecto, el martes, en unas pocas horas pasó del infierno al cielo y su mayor victoria, más que ganar una etapa en el Algarve, incluso en el mismísimo Tour de Francia, es poderse ver vivo sobre una bicicleta. "Han sido muchos meses sin dormir y lo peor, durante todo este tiempo, era ver la cara de nuestros padres o Alberto llamándome a las 3 de la mañana porque tenía insomnio", explica Fran Contador, hermano y mánager del corredor, que ayer visitó la ronda lusa.

Pero, ayer, en tierras del Algarve, frío y lluvioso, por carreteras serpenteantes, Contador demostró que pese a haber podido entrenar muchísimo menos que en tiempos pretéritos por todo el caso que lo ha envuelto en estos cinco meses, está en forma, como siempre. Ayer, pese a ser tercero, dejó claro que Contador ha vuelto. Y lo ha hecho como siempre, con rabia, ya sea en el Algarve o en el Tour.