La vida en el hotel del Tour no es solo reposo. El ordenador sirve para algo más que conectarse y hablar con la familia y los amigos. Tiene otra utilidad. Como si fuera una escena: Alberto Contador mirando con atención la llegada a Super-Besse del Tour del 2008. A su lado, su compañero de equipo, Jesús Hernández, y su jefe de prensa, Jacinto Vidarte. Anota los detalles y sigue con atención el duro esprint en subida. Ganará Riccardo Riccó a Alejandro Valverde. Sin embargo, la victoria de nada le servirá. El italiano será descalificado poco después por dopaje y el triunfo pasará al corredor murciano.

Contador se entretiene con el ordenador. Lo hace en una pequeña localidad, vecina a Le Mans, que se llama Arnage, en uno de los típicos hoteles impersonales de carretera que tanto proliferan en Francia. Repasa la primera llegada en alto con cierta dificultad, en la bellísima región de los volcanes de Auvernia, en el Macizo Central. Y así se olvida de los golpes encajados en la caída de Bretaña. "El cuerpo duele más al día siguiente de la caída". El jueves, en la lluviosa ruta que conducía a tierras normandas, Contador sufrió más de la cuenta. Y lo hizo en silencio porque así es como deben sufrir quienes apuestan por ganar la ronda francesa.

RETIRADA DE WIGGINS El oficio de ciclista es duro. En cualquier caída se esfuman las ilusiones. Le pasó ayer a Wiggins, el campeón del Critérium Dauphiné, el líder del potente Sky, el ciclista que había censurado la presencia de Contador en el Tour 2011. Se partió la clavícula. Contador tuvo más suerte el miércoles, solo chapa y pintura, como dicen los corredores cuando se levantan del suelo. "Alberto es tan bueno que hasta se sabe caer para no hacerse daño", explica, entre sonrisas, Hernández.

Contador, ayer, rápido y con la mínima cautela a la que se puede circular cuando el pelotón va lanzado a 60 kilómetros por hora en una recta que conduce a meta, comenzó a respirar tranquilo. Con la llegada de la montaña se tranquilizan los equipos que solo viven el Tour por las llegadas masivas. Hoy los velocistas se irán a la zona trasera, donde no molestarán a quienes tratarán de marcar las primeras diferencias en una grande boucle que ya necesita respirar el aire sano de la montaña.

Contador, en su hotel, no solo analiza la etapa de hoy, sino también la de mañana. Cuando visualizó las cumbres del Tour 2011 se centró en los Alpes, porque allí se decidirá la general, y porque ya conocía el trazado en los Pirineos, a excepción de la cima de Luz Ardiden, que reconoció en coche.

EL CANSANCIO "Ya hay mucha gente que comienza a estar cansada. En Super-Besse se pueden hacer cortes pero es mucho más dura la etapa siguiente. Hoy y mañana no valdrá esconderse. Quienes pretenden ganar el Tour tendrán que estar en las posiciones delanteras, hoy en una subida a Super-Besse que, realmente pero donde los segundos que se puedan conseguir se bendecirán como si valieran su peso en oro. Porque hoy y mañana Contador afronta su primer test interesante.