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No quiso ser muy agresivo Alberto Contador en la conferencia de prensa que ofreció ayer por la tarde en la provenzal Vaison la Romaine como ganador virtual del Tour 2009. Pero tampoco estaba deseoso de morderse la lengua más de la cuenta. Se lo preguntó un periodista italiano: "¿Cree que Johan Bruyneel hubiera preferido ganar el Tour con Armstrong". Primero rió y luego estuvo unos segundos pensativo antes de dar la respuesta: "Es una buena pregunta, sí que lo es. Seguramente quería que ganase un corredor del Astana. Pero mejor que se lo pregunten a él".

Insistió Contador en que había sido tan duro ganar el Tour por el esfuerzo físico como por el mental, por la presión de su equipo y por el ambiente enrarecido que se ha vivido debido a la inexistente relación entre el jersey amarillo y Lance Armstrong. Contador indicó que en el 2010 no correría ni con el tejano ni con Bruyneel y que volverá a la ronda francesa, con el ánimo de ganarla por tercera vez, aunque como jefe único e incuestionable de un equipo. ¿Cuál? No se sabe. Le queda un año de contrato con el Astana, desea ver el proyecto que este equipo le ofrece, aunque se deja querer por diversas escuadras que lo esperan con los brazos abiertos, como es el caso del Caisse d´Epargne, que dirige Eusebio Unzué.

Proyecto diferente

"Lo que tengo claro es que voy a tener bastante jaleo para definir a partir de ahora mi futuro. El año que viene estaré en un proyecto diferente al de Armstrong, equipos distintos. Miraré la mejor posibilidad para mí. Me gustaría disponer de un proyecto propio, aunque no hay tiempo para montarlo, ni parece que ahora es el mejor momento refiriéndose a la crisis económica y a la falta de mecenazgo deportivo. Así que lo mejor es incorporarme a un equipo ya montado y que esté al 100% conmigo para volver a ganar esta carrera".

Porque no quiere volver a vivir una situación tan incómoda como la de no sentirse querido en el equipo, ver que se le discute cualquier movimiento de carrera, fallarle hasta los elementos técnicos en la contrarreloj, o comprobar cómo el pasado jueves lo dejaban tirado, sin coche alguno que le llevará del hotel a la salida de la crono de Annecy. Insistió en la cumbre del Ventoux: "He hecho dos Tours, dos carreras distintas; una en la bici y otra en el hotel".

"La situación ya fue complicada para preparar el Tour, pues me di cuenta de que se producirían circunstancias en mi contra para luchar por la victoria. Iban a ser situaciones que no dependerían de mí, pero en vez de bajarme la moral, todo lo ocurrido ha sido una motivación extra para triunfar en el Tour".

Así lo recalcó ayer por la tarde. Contador no quiso hablar mal de Armstrong, pero tampoco mostró una simpatía especial hacia el corredor tejano. "El otoño pasado, tras el anuncio del retorno de Armstrong, decidí seguir en el Astana porque tenía contrato y no tenía ninguna posibilidad de irme. Era un sí y otro sí. No podía cambiar". Por eso se mentalizó en preparar el Tour con ahínco y a decirse a sí mismo que, al menos, el Astana era el bloque más potente del pelotón y el mejor para ayudarlo a vencer en París. Hoy el Astana tendrá a dos corredores en el podio, al margen de haber conseguido de forma incuestionable la victoria en la clasificación por equipos.

De todas formas, en la relación entre Contador y Armstrong no ha habido ni gritos, ni malos gestos. Simplemente no ha existido. "Cuando la balanza iba a su favor, él se sentía el mejor, y al revés, yo igual. Si yo quería ganar y él también, el objetivo era incompatible para uno de los dos. Sabía que él iba a ser competencia mía. Pero yo solo me dediqué a llegar al Tour lo mejor posible, sin preocuparme para nada el estado de forma de Armstrong".

Por su parte, el corredor norteamericano será un vestigio del pasado, pero habrá demostrado que no bromeaba cuando apuntaba alto: sólo le han pasado por encima dos ciclistas llamados a mantener en lo alto del ciclismo mundial un duelo épico.