¿Alguien tenía una mínima duda? ¿Acaso se estaba cuestionando al tricampeón español? Hay Tour. Hay vida. Hay Contador. Mejor que el ataque, más fantástico que la valentía en un descenso que ponía los pelos de punta, lo más maravilloso del día, con la gran imagen de los Alpes nevados en el horizonte, fue comprobar que por fin el ciclista madrileño pedalea como Dios manda. Por eso, únicamente por eso, se puede decir que hay Tour y, sobre todo, que hay Contador.

El Tour no se gana en Luz Ardiden (aunque sí se pudo perder), ni tampoco en el Plateau de Beille. La grande boucle se gana en los Campos Elíseos de París a costa no solo de sacrificio y de saber sufrir, sino también de saber engañar, de poner cara de amigo cuando pintan bastos y de reír el último, que es lo mejor. Alberto Contador, y esto es también lo gallardo de este deporte, decidió pasar a la ofensiva cuando nadie se lo esperaba, en una etapa considerada de transición, en un puertecillo que no era gran cosa.

El primer demarraje con cara y ojos del tricampeón de la ronda francesa no se produjo en una cumbre legendaria, sino en una cota de segunda categoría denominada Col de Manse, muy cerquita de la ciudad de Gap, donde las tropas napoleónicas estudiaron cuál era la mejor ruta para asaltar una cordillera alpina que producía pánico al mejor ejército europeo de principios del siglo XIX.

HOY, SESTRIERES El de Pinto no quiso esperar a la cita de hoy en Sestrieres, ni a la pasión de mañana en un Galibier centenario que tiene muy preocupada a toda la organización por culpa de una nevada ha sororprendido porque nadie la esperaba. Ni mucho menos aguardó a un Alpe dIHuez tardío en el calendario del Tour. Contador decidió pasar a la acción para aprovechar la consabida cobardía de los hermanos Schleck en los descensos cuando la carretera está mojada y es peligrosa. La ofensiva del madrileño tenía como objetivo a la pareja luxemburguesa, porque ellos, sobre todo Andy, son los ciclistas que más le preocupan.

Y le salió de maravilla, tanto que ni se lo creía cuando 20 minutos después de cruzar la meta, en una etapa que volvió a ganar un incombustible Thor Hushovd, le comunicaron en el control antidopaje que había arañado nada más y nada menos que 1.06 minutos al pequeño de los Schleck.

El primer gran demarraje del tricampeón de la ronda gala sirvió para comprobar que Cadel Evans se perfila como el rival más peligroso en los Alpes. Habrá que ver cómo funcionan las piernas del australiano en ascensos de más de 20 kilómetros y no en tachuelas como la de ayer. Sin embargo, Evans apretó ayer los dientes cuando solo él y un soberbio Samuel Sánchez se atrevieron a marcar la rueda trasera de Contador. Es más, Evans, el más valiente en los descensos, se lanzó en la bajada que conducía a Gap sin acordarse de su esposa e hijos para distanciar a Contador y Samu, que trabajaban en equipo. Tres segundos sacó. Pero, ayer, Evans, y sobre todo los hermanos Schleck, descubrieron quién sabe atacar de verdad.

SORPRESAS Evans no se esperaba que nadie atacará en la jornada de ayer ya que le parecía difícil y el descenso algo preocupante.Tras la carrera declaró, "hemos visto que iba a atacar Contador y mis compañeros me han llevado hasta su rueda. Creo que hoy ha sido un buen día. Parece que Contador tiene buenas sensaciones".

Otros que se sorprendieron con el ataque de Contador, y más por la lluvia de ayer en Gap, son los hermanos Schleck. "Sabíamos que en los Alpes teníamos que atacar, esto no cambia nada nuestros planes", comentó Andy, que resultó el más damnificado por tiempo perdido. Pero no es la primera vez que el pequeño de los Schleck deja al aire sus carencias, ya en el Muro de Bretaña, una subida de tercera categoría, en la que no pudo seguir el tiempo de los mejores.

Aunque Andy culpa de la pérdida de tiempo al recorrido,"el Tour no puede decidirse en las bajadas, era una carretera muy peligrosa. Tienen que evitar este tipo de recorridos, todos tenemos una familia". Mientras su hermano mayor cree que el ideólogo del ataque de Contador fue Bjarne Riis, "nos conoce bien y sabe que ni a Andy ni a mi nos gusta el mal tiempo y los descensos difíciles", declaró.

En cuanto al ataque que realizó ayer el español, el director del Saxo Bank, Bjarne Riis, afirmó, "Alberto Contador se ha encontrado bien y cuando está así tiene que hacer algo, no quedan muchas oportunidades y él quería hacerlo desde hoy". A lo que añadió que el equipo tenía pensado atacar si las condiciones eran las idóneas. Bjarne Riis confía en que si se continúa con la estrategia de equipo la victoria en los grandes puertos de los Alpes está cerca.

El resumen Contador ayer estuvo alegre sobre la bici, moviendo sus rodillas (la derecha, ante todo) al compás de la música de sus pedales, demostró solo estaba escondido en el armario del Tour y que en los Pirineos corrió con las cartas escondidas porque su salud seguía tocada por las caídas de la primera semana. Hay Tour. Hay Contador.