El español Alberto Contador aseguró haber pasado tranquilo la tercera etapa del Tour de Francia, entre Granville y Angers, ganada por Cavendish y aseguró que no puede tener peor suerte a menos que se vaya para casa.

"Ha sido una etapa tranquila, sobre todo la primera parte, porque al final ha sido una auténtica locura, íbamos a 70 por hora. Pero ha sido un día sin caídas, que ya es un premio para mí", indicó el ciclista del Tinkoff.

"La única cosa peor que me puede pasar es que vaya para casa. Vamos a esperar. Pasado mañana ya será una etapa difícil. Hay que guardar las máximas fuerzas posibles", agregó. El madrileño indicó que se seguirá tratando con una máquina las lesiones --"los golpes y las inflaciones", indicó-- que se produjo en las dos caídas de las dos primeras etapas. Contador señaló que lo peor de su lesión lo sufre en su gemelo: "No puedes hacer el juego entero del tobillo, tengo un golpe fuerte, espero que sea cuestión de tiempo".

El ciclista se mostró algo más animado tras una etapa en la que se rodó a un ritmo lento, lo que hizo que se llegara más tarde que el peor de los tiempos programados por los organizadores. "Lo de ayer (una segunda caída en dos días) te pone la moral a prueba. Pero por toda la gente, los aficionados que me apoyan, voy a dar lo máximo", dijo.

TRANQUILIDAD La tercera etapa fue tranquila para los favoritos, que "disfrutaron" de un ritmo lento, solo alterado a 50 de meta, cuando los equipos de los esprinters empezaron a preparar la llegada.

Los 'sprint' del Tour se han convertido en un campo de batalla, un terreno minado en el que la menor chispa puede provocar una caída masiva de imprevisibles consecuencias. Una situación que ha llevado al maillot amarillo, el eslovaco Peter Sagan, y al británico Mark Cavendish, vencedor ayer, a pedir a los favoritos para la general que no se metan en la pura lucha por estar arriba.