En la baja Normandía, más cerca del Mont de Sant Michel, con un sol que se niega a iluminar los prados franceses, duerme hasta la próxima semana Alberto Contador. Y lo hace sonriente, con una ilusión renovada y con la conformidad y seguridad de que seguirá dos años más en el pelotón mundial. Atrás ya ha quedado totalmente enterrada la idea del abandono. Ahora, en su cabeza, solo aflora el empeño de ganar otra vez en París, la última con el conjunto Tinkoff, puesto que el millonario ruso, Oleg Tinkov, único propietario de la escuadra, ya tiene decidido no invertir un rublo más a partir del próximo 1 de enero.

Contador ya lo tiene claro. "Voy a seguir dos años más" con un destino que apunta hacia los dolores estadounidenses, aunque de momento solo desea hablar del destino ciclista hacia París, en una pelea por llegar de amarillo en la que entra de lleno frente a Chris Froome y Nairo Quintana. "Froome solo es superior porque tiene la experiencia de haber ganado el Tour y dispone de un equipo sensacional". Contador, pese a "que tengo una forma clara de correr y es difícil cambiarla", no se ve, por ahora, con la necesidad de pasar al ataque de entrada. Promete que se le verá sobre la bici mucho más conservador, ya que "la responsabilidad debe tomarla el conjunto Sky" y porque quiere llegar lo mejor posible a la última semana, ya en los Alpes, donde se concentra, en su opinión, la mayor dificultad de este Tour. "Puede que hasta la penúltima etapa, en Morzine, para mí la reina de este Tour, la carrera esté abierta y sin un ganador claro".

EL RECUERDO DEL DAUPHINÉ

Para ello queda todavía toda la ronda francesa por delante. "En el Dauphiné me faltó un poco de fondo pero he tenido tres semanas para ponerme a punto. De hecho, Froome solo me superó por el equipo, ya que la diferencia entre nosotros dos fue muy pequeña". No se fía un pelo de Quintana ya que, como la mayoría, Contador desconoce hasta dónde puede llegar y las metas que puede alcanzar el corredor colombiano del Movistar.

"Llego muy confiado por lo que no voy a cometer locuras... al menos de entrada". La consigna es pasar los primeros días, sin sobresaltos. "Afortunadamente a la séptima etapa ya llega la alta montaña y es allí donde me encuentro mucho más cómodo y menos nervioso". El Tour comienza el sábado en el Mont de Sant Michel.