Ya no hay apenas duda de que las relaciones entre el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) son más bien divergentes porque el COI dice una cosa y la AMA (WADA en su denominación inglesa) otra. Si el COI calificó como "exitosos" los controles antidopaje efectuados en los Juegos de Río, la AMA no piensa igual. Ni mucho menos.

Y prueba de ello se contempla en el informe de 65 páginas elaborado por una comisión de observadores independientes al servicio de la agencia antidopaje, que demuestra que los controles efectuados en Río estuvieron más próximos a la chapuza que a la perfección.

Hasta 100 muestras quedaron arrinconadas en los laboratorios porque no se pudieron atribuir a ningún deportista, generalmente (al menos 40 de ellas) porque las inscripciones no estaban bien puestas y no se sabían a quién pertenecían. Pero es que hubo días en los que se tuvieron que anular hasta el 50% de los controles por sorpresa que se iban a efectuar a los atletas que residían en la villa olímpica, a los que no se pudo localizar, porque no estaban, porque se encontraban en un lugar diferente al indicado o simplemente porque la falta de comunicación entre las delegaciones y los responsables de los controles no permitió dar con ellos.

ALGUNOS DE LOS PROBLEMAS

Esta fue una de las causas principales por las que no se pudieron efectuar buena parte de los análisis previstos inicialmente y que permitió nada menos que a 8.066 deportistas participar en sus disciplinas sin control antidopaje alguno. Solo al 28,62% de los atletas inscritos se le hizo orinar o se le sacó sangre; es decir a un total de 3.237 olímpicos de Río de Janeiro.

Por si fuera poco, algunos deportistas, como los futbolistas, no pasaron ni un control sorpresa al margen de los que se hicieron al finalizar los partidos y otros deportistas de disciplinas de sumo esfuerzo como el atletismo, el ciclismo y la natación tuvieron análisis por debajo de lo previsto fuera de competición. Asimismo, se realizaron un escaso número de controles de sangre en la halterofilia.

Los observadores independientes también han lamentado la poca preparación del personal local que acompañó a los inspectores. Buena parte de ellos, según el informe, no sabían que tenían que hacer, no hablaban idiomas, llegaban tarde y hasta no se presentaban cuando eran requeridos. Además, 4.125 deportistas fueron a Río sin pasar un solo control preceptivo en las semanas previas.

LAS DEFICIENCIAS

1. Sin identificar. 100 muestras no se pudieron atribuir a nadie.

2. Falta de controles. 8.066 olímpicos compitieron sin pasar un solo control antidopaje.

3. El caso del fútbol. Los futbolistas no pasaron ningún control por sorpresa fuera de competición.

4. Poca preparación. El personal local apenas hablaba idiomas, no sabía las funciones que tenía que realizar, llegaba tarde o no se presentaba.

5. Sin localizar. En la villa olímpica hubo muchos problemas para encontrar a los atletas a los que se iba a analizar.