La Copa de Africa empieza hoy con los focos lejos del escenario verde, del balón y los estadios. Angola y Malí jugarán hoy (20.00 horas) el partido inaugural, pero todo el mundo está pendiente de las consecuencias que causó hace dos días el ataque de rebeldes de la provincia de Cabinda al autocar de la delegación de Togo: tres muertos (el segundo entrenador y el jefe de prensa fallecieron ayer y se sumaron al chófer del autocar en la trágica lista), varios heridos, Togo retirada del torneo y un sinfín de ilusiones hechas añicos.

La tarde estuvo llena de comunicados e informaciones contradictorias: Togo seguía en competición, más tarde no, después sí... El signo cambió varias veces más. Primero era un fallecido, luego cuatro, finalmente tres... Lo cierto es que la expedición de Togo regresó a Luanda a iniciativa de su capitán, la estrella del Manchester City Adebayor, con la decisión de no participar.

PRESIONES PARA SEGUIR Mientras, en el hotel HCTA de la capital angoleña estaban reunidos la comisión delegada de la Confederación Africana de Fútbol (CAF) y representantes togoleses para decidir si seguían o no en el torneo. Hubo presiones, pero finalmente prevaleció la voluntad de los jugadores, que cogieron otro vuelo hacia Lomé, capital togolesa. La competición quedaba finalmente mutilada.

El presidente de la CAF, Isa Hayatou, desplazado a Cabinda, intentó convencer a la selección togolesa, pero fue imposible con unos chicos que han sufrido 20 minutos de tiroteo y han visto morir a tres personas. Además, varios jugadores resultaron heridos. El portero Kodjovi Obilale, a quien se llegó a dar por muerto, fue trasladado con lesiones neurológicas y en estado crítico a un hospital surafricano.

Hayatou, de la mano del Gobierno angoleño, ha prometido la seguridad absoluta a Ghana, Costa de Marfil y Burkina Faso, selecciones que se habían planteado seguir el rastro de la selección togolesa al no ver asegurada su integridad en Cabinda. El grupo, tras el abandono de Togo, será de tres y se clasificarán dos. Destacamentos militares se han desplazado a la región y las medidas de seguridad se multiplicarán también en los otros estadios. El daño del atentado en sí ya ha cruzado las fronteras de Angola. Nadie olvida que en verano se disputará el primer Mundial en suelo africano.