DIOCESANO 0-1 CORIA

Gol: 0-1-Min. 31: Capelo.

Arbitro: Pablo Gargantilla. Roja por dos tarjetas al futbolista local Valentín (min. 59) y amarillas a los visitantes Juanqui, Capelo y Chencho.

Estadio: Manuel Sánchez Delgado.

Espectadores: 800.

Diocesano: Miguel, Fran (Manu, min. 77), Juanlu, Valentín, Ismael (min. 77, Davi), Dani Sales, Mancha, Jorge (min. 77, Manolo), Billy, Jaime Corchado y Javi Bernal.

Coria: Alex Hernández, Carlos García, Dani Aparicio, Mahillo, Joserra, Juanqui (min. 75, Javito), Antonio (min. 71, Lucas), Rubén, Deme, David López y Capelo (min. 88, Chencho).

El Coria cabalga a lomos del liderato sin apenas inmutarse. El intruso de la vanguardia de la Tercera extremeña se trabajó un triunfo corto, pero suficiente, en campo del Diocesano (0-1), conservó su supremacía entre los poderosos Villanovense y Cacereño y avisó de sus intenciones ganadoras a los serones, a los que recibirá el próximo domingo en su fortín de La Isla.

Fue un éxito sin florituras, como suele acostumbrar el grupo de Rai a domicilio. Necesitaban los celestes dar continuidad a su racha (12 triunfos seguidos ya, una verdadera barbaridad) para seguir en la cúspide, así como para dedicar el paso adelante a Fernando Pino, baja por el fallecimiento de un familiar, uno de sus estandartes, un espíritu imperecedero de su vestuario. Sin él también saben salir adelante, incorruptibles e inasequibles al desaliento triunfador.

Todas las circunstancias, en cualquier caso, favorecieron los intereses del líder, en especial la justa expulsión del local Valentín (min. 59). El Diocesano no fue el Diocesano punzante a la contra que vapuleó al Villanovense y acongojó al Cacereño. Antes al contrario: no generó una sola oportunidad en 95 minutos de juego, anulado Javi Bernal, controlado Jaime Corchado y encimado Dani Sales, sus mejores exponentes ofensivos. La defensa Carlos García-Mahíllo-Dani Aparicio-Joserra es infranqueable. Vaya dos armarios en el centro, vaya perros de presa en bandas, vaya colectivo para una idea.

Tampoco hizo muchas más opciones de gol el Coria, pero le bastó un tanto del gladiador Carlos Capelo en remate inverosímil tras centro de Joserra (min. 31) cuando el partido no tenía dueño para salir airoso del duro trance. A partir de entonces, control visitante, aunque jugando a la ruleta rusa en los minutos finales, cuando no remató el resultado y se vio expuesto a la igualada.

El Diocesano de Adolfo Senso no tuvo el mando nunca porque su rival no le dejó nunca maniobrar en su clásico fútbol directo a la espalda de los defensas. No filtraron un solo pase al hueco los abastecedores del Dioce.

Con o sin Javito (suplente ayer), con o sin Pino... este Coria, en contra de lo que dice su entrenador, muy pillo él, está por ver si vuelve a perder porque no concede. No enamora del todo, pero es un seguro de vida con unos futbolistas puestos al servicio del equipo en cualquier circunstancia. El espectáculo lo ponen varios futbolistas espléndidos: David López, el rey de las arrancadas, el mejor de los 28 jugadores en el césped de Pinilla; Capelo, el hombre que las pelea todas y que vuelve a todos los rivales locos con su movilidad. Mención especial para Rubén: tremendo el aplomo de este centrocampista, la elegancia y la tranquilidad personificadas con el balón en los pies.

FÚTBOL CONTROL / Ante todo ello, el dominio no fue absoluto ni de unos ni de otros. El Diocesano apenas avisó en una falta de Dani Sales que se fue alta y una acción de Bily que no tuvo final feliz. Pobre bagaje.

El Coria nadó y guardó la ropa, aunque a la contra tuvo un par de aproximaciones con peligro: una en el primer tiempo en superioridad y otra en el segundo acto con Capelo a punto de hacer gol. Casi al final, David López tuvo una palmaria. En realidad no le hacía falta al conjunto de Rai, que puede dormir tranquilo con la fiabilidad de su colectivo, un cien por cien amarrado a su causa, pese a que ésta no destaque por su carácter virtuoso. En realidad no le hace falta.

Antes, el Diocesano había hecho un triple cambio para, a la desesperada, intentar sumar. El Coria siguió a lo suyo. Su bastión fue inexpugnable.