En el centro, al lado de La Cruz, el Cacereño tiene ya su segunda casa, una oficina (aún pendiente del mobiliario) en la que ayer empezaron a venderse las entradas para el partido del domingo ante el Churra. El trasiego de aficionados, y también jugadores como Fran Viñuela y Rubén Sánchez, era constante. Unas 300 fueron las entradas que ayer se vendieron. «La previsión es llegar a 2.000 espectadores», decía Luis Puebla, director general del club, «sería bueno para el equipo, sería bueno para toda la ciudad».

La oficina, que se prevé inaugurar oficialmente en breve (cuando esté totalmente equipada), tiene unos 160 metros cuadrados divididos en tres estancias, «una para gerencia y administración, otra para redes sociales y prensa y una más para atención al socio, cantera y una minitienda». «El estadio está un poco alejado de la ciudad y profesionalmente no es adecuado para el trabajo diario, el club necesitaba una oficina decente y céntrica», explicaba Puebla, visiblemente ilusionado.

También estaba «sorprendido» por el buen ritmo de venta de entras. «Han venido muchos socios, pero también muchos que no lo son y ahí es dónde se ve que la ciudad quiera al Cacereño y al fútbol».

Deportivamente también es optimista Puebla: «El Cacereño va a estar el año que viene en Segunda B», dice taxativo. Dice que el equipo (al que se ha prometido pagar el martes) dio la cara en Churra a pesar de las dificultades: «Un partido complicado porque no se podía jugar, el campo era muy pequeño y el terreno estaba muy mal».

Todo eso ya es del pasado y ahora solo se piensa en el partido del domingo en el Príncipe Felipe (18.00 horas), donde el Cacereño busca seguir avanzando en la fase de ascenso a Segunda B. Se están cuidando todos los detalles: por un lado habrá una convivencia de aficionados desde horas antes del encuentro y el mismo domingo el equipo se concentrará en el Hotel Barceló, donde comerá, habrá una charla técnica y descansarán antes de partir hacía el estadio, donde esperan un bonito recibimiento de sus aficionados.