IZARRA: Aitor Navarro; Eneko, Maestresalas, Prendes (Francis, min. 81), Cacho; Ziganda (Hinojosa, min. 53), Briñol; Bruno, Julen, Galán; Pito (Iván Garrido, min. 8).

CACEREÑO: Montiel; Palero (Amaro, min. 46), Mansilla, Gonzalo, Toni Sánchez; Ismael (Mejías, min. 71), Cuerva; Pablo Gállego (Josete, min. 83), Leo Ramírez, Valverde y Aarón.

GOLES: 0-1 (min. 47): Pablo Gállego. 0-2 (min. 55): Gonzalo. 1-2 (min. 90): Francis.

ARBITRO: Sánchez Alba, maño. Tarjetas a Eneko y Cacho; y del CPC Aarón, Leo y Mansilla.

INCIDENCIAS: Medio centenar de aficionados visitantes en las gradas.

El Cacereño cumplió con su deber y consiguió ayer el objetivo con el que llegó a Estella, ganar (1-2) para no depender de otros resultados y asegurarse así, al menos, un mal menor, como es la promoción para eludir el descenso de categoría.

Los extremeños fueron de menos a más en un partido que fue dominado por el Izarra en la primera parte, pero cuyo escenario cambió radicalmente nada más iniciarse la segunda con dos goles para los visitantes que le ponían las cosas muy de cara. Y más vale, porque las noticias que llegaban de otros campos no eran nada halagüeñas y, de no haber ganado, sería a estas horas equipo de Tercera.

Fue un partido con múltiples ocasiones y que bien pudo acabar con un resultado mucho más abultado por ambas partes. Nada más comenzar, los navarros sufrieron el primer varapalo cuando su pichichi, el andaluz Pito Camacho, tuvo que ser sustituido por un fuerte golpe (minuto 8). La primera ocasión, a balón parado, fue para el Cacereño, pero Mansilla no acertó con el remate tras un balón parado cuando estaba en una posición inmejorable (minuto 9).

A partir de ese momento fue el Izarra el que llevó el peso del encuentro, con buenas internadas por las bandas y una gran jugada que Garrido y Galán que a punto estuvo de suponer el 1-0 (minuto 19).

La réplica de los visitantes llegó en una falta lanzada por Carlos Valverde que pegó en el lateral de la red (minuto 34). Y todavía gozaron los extremeños de una bastante mejor tras una mala cesión de Ziganda al portero que el propio Valverde no anotó de milagro cuando ya se olía el descanso.

Tras el paso por vestuarios, y con Marcos introduciendo al centrocampista Antonio Amaro por el defensa lateral Rubén Palero, llegó el primero de la tarde, obra de Pablo Gállego. Una gran jugada personal del atacante terminó con un duro despeje de Aitor, pero el jugador visitante estuvo rápido para cazar el rechace y colar el balón por toda la escuadra (minuto 47). La afición del Cacereño pareció enloquecer entonces. Era lo que esperaba ya.

No podía ponerse mejor el encuentro para el Cacereño, que estuvo cerca de ampliar la ventaja aprovechando los fallos defensivos de un Izarra menos concentrado que en duelos anteriores.

Valverde volvió a tener el 0-2 en dos jugadas casi seguidas, pero no estuvo acertado el máximo goleador del CPC. Eso sí, en la segunda de ellas, tras un córner, fue Gonzalo quien amplió las diferencias cabeceando casi solo en el segundo palo (minuto 57).

PASO ATRAS A partir de ese momento, los de Marcos se echaron, como era lógico, unos metros atrás cediendo el balón al Izarra, aunque gozaron de varias contras para dar la puntilla. También el Izarra, a base de centros, pudo anotar el primero, especialmente en un cabezazo de Bruno Araiz que se fue fuera cuando parecía realmente imposible (minuto 68).

Con el marcador a favor, el Cacereño no tenía prisa, el electrónico jugaba a su favor y no quería arriesgar demasiado.

Eso sí, seguía teniendo mucho peligro en las salidas, y solo la ágil intervención de Aitor evitó el 0-3 tras una buena jugada de Leo. Con todo ya decidido llegó el gol del honor para los de Estella en el tiempo de prolongación del encuentro. El futbolista canario Francis Suárez aprovechó la que tuvo y anotó el 1-2, pero apenas quedaban unos segundos de descuento, por lo que apenas hubo tiempo de sufrir en el banquillo visitante ni tampoco entre los aficionados.

Con esta victoria, los extremeños eluden el descenso directo pero todavía les queda una eliminatoria a vida o muerte para conseguir la permanencia otra temporada en Segunda B.