Los equipos femeninos encadenan ridículo tras ridículo. Los masculinos no consiguen ser regulares. Las selecciones de categorías inferiores no le ganan más que a Ceuta y a Melilla. No surgen talentos en el horizonte. Definitivamente, el baloncesto extremeño está en algo muy parecido a una crisis. La federación regional intenta ser autocrítica, pero no acaba de encontrar los motivos de la situación y acaba mirando más bien hacia los clubs, que ciertamente están en un momento bastante caótico debido sobre todo a motivos económicos.

Todos deberían arrimar un poco más el hombro para que el que probablemente es el segundo deporte más popular de la comunidad mejorase su salud. Es un mundillo de muchos bandos, de muchas inquinas personales, que habría que suprimir por el bien común. Y también jugadores, entrenadores y directivos tienen que trabajar más. En cuanto al dinero, ningún proyecto debería salir si no lo tiene asegurado en los plazos correctos. La imagen de Extremadura está quedando por los suelos.