Se inicia el nuevo año para el deporte extremeño con una perspectiva no muy distinta a la de ejercicios anteriores. Si acaso, se podría decir que la crisis económica hace que las ilusiones sean más complicadas de cumplir. Y es que el dinero condiciona totalmente cualquier proyecto deportivo. Que se lo digan al Plasencia de baloncesto o al Mérida o el Díter Zafra en fútbol, por poner algunos de los ejemplos que se han hecho públicos. Pero los problemas y dudas de futuro son generales, como la crisis. Hace poco, un destacado dirigente deportivo extremeño me aseguraba que más de un club importante podría incluso no terminar la temporada porque su patrocinador principal estaba a punto de renunciar, acuciado por las deudas. Para consolarnos, lo mejor será seguir confiando en aquellas empresas que continúan dando el dinero, así como en las instituciones, ya que está claro que los aficionados son los que son, a no ser que se suban escalones en los campeonatos.