La ACB paga de forma directa las consecuencias de la crisis económica global, afrontando esta temporada una Liga atípica con 17 equipos, en lugar de los 18 que competían, después de confirmarse la desaparición del Akasvayu Girona. En un deporte donde la mayoría de los equipos cuentan con patrocinios directos de empresas, a excepción de Madrid y Barcelona, que preservaron su condición de clubs cuando se produjo la transformación en SAD, los problemas de liquidez han acabado por aflorar también en la canasta.

Las causas de esa crisis hay que buscarlas, principalmente, en la recesión del sector de la construcción, que ha acabado hundiendo al Girona tras varias temporadas viviendo al límite --con patrocinios en torno a los 12 millones de euros anuales--, y que ha afectado también a un club modesto, el Murcia, que encontró el respaldo de Polaris World.

ENTIDADES BANCARIAS La inquietud se extiende a la mayoría de equipos que cuentan con la colaboración de entidades bancarias --léase Unicaja, Cajasol, CAI Zaragoza...-- y que podrían ser los siguientes en sufrir problemas de patrocinio, en función de cómo se reconduzca la situación financiera a nivel internacional.

Privado del respaldo económico de la firma inmobiliaria Akasvayu, el Bàsquet Girona acabó de tirar la toalla a finales de verano, después de 20 años en la élite, y tras explorar sin éxito todas las vías posibles de viabilidad, incluida la institucional. Con deudas que se acercaban a los 10 millones de euros, y con Hacienda, la Seguridad Social y distintos jugadores como acreedores, no se veía salida. "Hemos hecho todo lo posible, pero esta temporada hemos sufrido mucho y no queríamos volver a pasar por lo mismo", admitió entonces el consejero delegado del club, Santi Sardá. LUIS MENDIOLA