Espanyol: Kameni, Jarque, Lopo, David García, Armando Sá, Domi, Ito, Costa, De la Peña (Yague, min.90), Coro (Jonathan, min.59) y Luis García (Fredson, min.80).

Real Madrid: Casillas, Michel Salgado, Sergio Ramos, Helguera, Roberto Carlos, Pablo García (Guti, min.58), Beckham, Baptista, Raúl, Robinho y Ronaldo.

Gol: 1-0, min.68: Jarque.

Arbitro: Julián Rodríguez Santiago (Colegio castellano-leonés). Mostró la cartulina amarilla a Pablo García, David García, Domi, Helguera y Jonathan. Expulsó a Sergio Ramos por doble amonestación y a Baptista con roja directa (90+).

Incidencias: Partido correspondiente a la tercera jornada de Liga de Primera División, disputado en el estadio olímpico Lluís Companys ante 38.950 aficionados.

El Real Madrid se ha situado en puertas de una crisis con la tercera derrota consecutiva en este inicio de campaña, aliñada con los peores ingredientes para los intereses blancos y que van desde el atasco que evidenció en ataque su sistema, hasta la impotencia final de sus jugadores, reflejada en la expulsión de dos de los últimos fichajes blancos, Sergio Ramos y Julio Baptista.

Todavía quizá es pronto para catalogar la situación de los de Wanderley Luxemburgo de crisis, pero los resultados, los marcadores y el pobre aprovechamiento de un equipo de lujo ponen en puertas de esa situación al último proyecto de Florentino Pérez.

El resultado final en Montjuic fue el mismo de hace un año, cambiando el nombre de Jarque por el del ahora atlético Maxi Rodríguez, y, como entonces, el Real Madrid salió al campo a sacar partido de sus individualidades, algo que casi hizo el brasileño Ronaldo, que a los diez minutos recibió un pase en largo a la carrera y, tras demostrar que no sólo Robinho sabe hacer bicicletas, disparó fuerte y cruzado, aunque obtuvo una impecable respuesta del camerunés Kameni.

ATAQUES La acción de Ronaldo activó el arsenal ofensivo de Luxemburgo, con Raúl y Sergio Ramos poniendo cerco de manera seguida a la meta españolista.

Lotina veía con desespero desde el banquillo como sus líneas se retrasaban hasta ceder por completo el balón al Madrid, pero la fortuna para el técnico españolista es que el equipo de Luxemburgo anulaba sus propias individualidades con un atasco monumental por el eje del ataque.

Tal era el colapso que, cuando el conjunto barcelonés tomó conciencia de ello, empezó a tocar con mayor soltura en el centro del campo y a hilvanar alguna jugada como la que, cumplida la primera media hora, acabó en un disparo de Coromina alto.

En la reanudación, los españolistas avisaron en la ejecución de una falta ante la que tuvo que lucirse Casillas, mientras Pablo García se desesperaba por la falta de alguien por banda en el que apoyarse y le pedía a David Beckham que se proyectase por esa zona a la que Salgado no llegaba.

El partido, en todo caso, estaba de cara para el Espanyol y, sin problemas en defensa por el atasco del rival, sólo debía esperar una acción favorable en ataque como la que se produjo en el minuto 68, cuando Jarque remató de cabeza al fondo de la red una falta ejecutada por De la Peña.

El desmadejado sistema de Luxemburgo aún dio peor impresión cuando la precipitación hizo mella en el Madrid y De la Peña se dio cuenta de que los laterales madridistas no habían tenido más remedio que incorporarse al ataque y, en consecuencia, dejaban la cobertura como un solar. De la Peña enlazó todos los contragolpes que quiso, estrelló el balón en el larguero y acabó sustituido. Después, la expulsión por doble de Sergio Ramos y, en el tiempo añadido, la de Baptista.