La tensión que se temía para el clásico, con José Mourinho en el centro de la diana, finalmente quedó en una tímida queja de algunos seguidores azulgrana contra el portugués, no así el enfado que sí que generó en el Camp Nou su compatriota Cristiano Ronaldo.

Al final, el público, en parte por los llamamientos que se hicieron en el entorno azulgrana para rebajar la tensión, decidió animar a su equipo y dejar de increpar al que hace años fue extécnico azulgrana a las órdenes de Bobby Robson y Louis van Gaal.

Alguna pancarta recordando su pasado azulgrana, y enfatizando que ejerció de "traductor" y un cántico casi unánime con el 4-0 de "¡Mourinho, vete al teatro!" y "Mourinho, sal del banquillo" fue la atención que el público azulgrana prestó al técnico madridista, después de algunos días en los que existía cierta preocupación en el Barcelona porque el comportamiento del Camp Nou rebajase el juego limpio.

Diferente fue lo que sucedió con Cristiano Ronaldo, quien en el minuto 30 empujó a Pep Guardiola cuando éste estaba en su área técnica y no le entregó el balón de primera.

El momento de fricción acabó con un barullo entre todos los jugadores e integrantes de los banquillos, con dos amarillas (Valdés y Cristiano Ronaldo) y con un cambio importante de ritmo en el partido, ya que el Madrid, por unos momentos, logró mover el balón y expulsarse el asedio de su rival.

Fue entonces cuando todo el Camp Nou la tomó definitivamente con el delantero portugués, muy nervioso en todo el partido y que no llegó a realizar ninguna jugada de mérito a pesar de pedir el balón.

Reventa y palco

En el choque no hubo altercados de importancia más allá de algún objeto aislado caído sobre el terreno de juego. Antes, los Mossos d´Esquadra levantaron un acta administrativa a cuatro personas en posesión de 30 entradas que presuntamente intentaban revender.

Agentes de la policía autonómica catalana accedieron a un céntrico hotel de Barcelona y han registrado las habitaciones donde se alojaban estas cuatro personas, todas ellas de fuera de Cataluña y a las cuales se seguía desde hacía tiempo.

Pese a que el Barcelona había informado que la representación de la Generalitat en el clásico correría a cargo del vicepresidente catalán, Josep-Lluís Carod-Rovira, el presidente en funciones, José Montilla, estuvo finalmente en el palco del Camp Nou.

Montilla, que por la mañana anunció que renunciará a su escaño en el Parlament y, por tanto, no liderará la oposición en la próxima legislatura tras perder el domingo las elecciones, llegó al estadio apenas cinco minutos antes del inicio del encuentro. Su gran rival, el líder de CiU y próximo presidente de la Generalitat, Artur Mas, vivió el partido desde una localidad de tribuna y no desde el palco del Camp Nou, hecho que sucederá una vez tome posesión del cargo.

Valdano, resignado

En el palco sí estuvo Jorge Valdano, adjunto a la presidencia del Real Madrid. Admitió la superioridad del Barcelona, que a su juicio hizo "un partido soberbio" y se mostró esperanzado en aprender la lección "con un equipo rejuvenecido y mostrar entre todos hombría para salir de esta frustración".

"Ha sido un gran Barça y ha hecho un partido soberbio. La primera ocasión que han hecho ha supuesto el primer gol y ha sido difícil sobreponernos. Luego con el tercer gol jugamos sin la ilusión de poder empatar y estuvimos incómodos", comentó a Canal Plus.

"Ahora esto pondrá a prueba la hombría de jugadores, técnicos y directivos y todos juntos saldremos de esta frustración. Esto no puede ser un golpe definitivo", recalcó.