"Tenía que pasar por la puerta de la federación y he aprovechado para entregar la medalla". Son las siete de la tarde y Cristina Jordán sigue en su particular nube. "Estoy contentísima, sí". No era para menos: apenas una hora antes le habían comunicado que la plata que conquistó en el Europeo de cross Sub-23 en Albufeira (Portugal) se había transformado en oro tras la descalificación de la turca Meryem Erdogan, la ganadora ese día (11 de diciembre del 2010).

La Asociación Europea de Atletismo (AEA) comunicó ayer a la federación española que la casareña era la nueva campeona continental. Y tanto. "Me han llamado esta tarde y estoy en una nube. No me lo he esperaba, aunque se había escuchado algo". Jordán asegura que para ella la plata fue entonces "como una medalla de oro" y que por ello la nueva noticia le ha catapultado a una euforia casi indescriptible.

En forma

Tras casi un año fuera de la primera línea nacional por enfermedad, la deportista extremeña ha vuelto por sus fueros de la élite nacional del cross con actuaciones descollantes. Sus progresos con su entrenador y novio, Vicente Ubeda, están fuera de toda duda.

"Aquel día, Cristina hizo un auténtico carrerón". El jefe de equipo español en aquel campeonato, el cacereño José Ignacio Fernández, recuerda aquella prueba con satisfacción. Ayer también se alegraba especialmente de la noticia de "una chica que se lo merece por todo lo que está trabajando". Entonces, recuerda Fernández, la casareña "estaba en muy buena forma".

También la Federación Extremeña de Atletismo felicitó a Jordán por su particular ascenso . La fondista, mientras tanto, ni siquiera conocía cuándo podría recibir la medalla de oro, ahora que ha devuelto ya la de plata. "No sé, no sé, a ver cuándo la devuelve ella", afirma en referencia a la corredora turca Meryem Erdogan. Sobre si ello iba a suponer, además, una dotación económica añadida, dijo desconocerlo, aunque asumió que "no vendría mal" debido, entre otras cosas, al descenso de ayudas.

Mientras todo ello ocurre, la extremeña sigue preparándose en la Residencia Blume a conciencia en su doble faceta: la de atleta, por supuesto, y la de estudiante de Medicina en Madrid. Desde luego que su operación fue perfecta, aunque ella no hubiera intervenido.