El fútbol adquirió ayer su dimensión más cruel en el Príncipe Felipe, un escenario de finales históricamente desgraciados para el Cacereño, que volvió a darse de bruces con la crudísima realidad de los hechos consumados y llorados. El decano extremeño cayó ante el Eibar (1-2) en un encuentro que pudo ganar y que se decidió por un tanto de Alberto Delgado en su propia portería en el último suspiro. El lateral había lanzado la última falta, un minuto antes, soñando con hacer el tanto del triunfo. Piruetas del destino, la contra vasca acabó en una tragedia deportiva de primer orden. Qué tremendo. Qué triste. Qué sino.

El CPC soñó con la heroicidad, que alguna puñetera vez llegará. Pero, al menos no este año, no será en la Copa del Rey, que se ha escapado de las manos de la forma más inverosímil posible. No habrá nueva ronda. Y eso que el grupo de Julio Cobos, que apenas pasó por apuros durante el partido y que hizo un aseado y meritorio ejercicio ante un equipo con tres categorías más, mereció el premio. Desdichado, peleado con la fortuna a lo largo de muchos episodios dantescos de 100 años de vida, la leyenda negra se reescribe una y otra vez, traicionera ella, para lamento de sus fieles.

Marcos Torres celebra el gol del Cacereño, que logró el media punta gallego

La perfección táctica del Cacereño a lo largo de 78 minutos, los que tardó el Eibar en hacer su primer gol para equilibrar el anterior de Marcos Torres, fue antológica. Pero eso no es suficiente. No en el caso del CPC, abrumado por la desdicha, enfrentado con los finales felices.

El equipo de Mendilíbar dominó siempre más, como era por otro lado su obligación y atendiendo a su jerarquía, pero el verdadero gobierno del partido lo tuvo el Cacereño, blindado atrás con una estructura defensiva infranqueable siempre. No vale para la Copa, pero el partidazo que se marcaron Carlao y Carlos Daniel quedará para los restos. También, claro, los laterales, el reaparecido Chechu y, por supuesto, Alberto Delgado, un verdadero líder de la retaguardia verde.

Y es que el Eibar, si se exceptúa un lanzamiento de Orellana al minuto 4 bien despejado por Bernabé y los flirteos del filigranero interior chileno con varios pases dentro con muy mala uva, apenas molestó al guardameta toledano. El de Velada sí tuvo que jugar periódicamente con los pies en algún despeje. Muy poco más allá de otro tiro envenenado que tocó en un jugador del Cacereño para salir fuera con la grada conteniendo la respiración.

GRAN JAVITO / En la ofensiva verde, con Ezequiel adelantado y Alex García y Teto a la expectativa y amparado en las ganas y la velocidad del siempre vertical Carlos Andújar, la máquina de transiciones tampoco tuvo demasiado peligro real, aunque sí llegó a intimidar por momentos, especialmente cuando el balón era del Messi del Batán. Eso sí, fue palmario que Javito, quizá el mejor futbolista sobre el campo, se ha unido definitivamente como uno más para la causa del ascenso a Segunda División B. Su sociedad con Rodri funcionó la perfección. Buena nueva para lo que se avecina, con emociones fuertes.

El partido, sin apenas sobresaltos, llegó a su ecuador con la sensación en la grada de que era posible la sorpresa. Claro que sí. Alguna oportunidad llegaría en la continuación. Solamente hacía falta creer en el campo y empujar desde la grada. Y a fe que esa conexión se estaba produciendo.

Mendilíbar y Cobos movieron piezas y por los locales entró Marcos Torres por un extasiado Alex García. Bingo. El vigués cabeceó ajustado y adentro un centro de Alberto Delgado tras una acción que tuvo su origen en el genio Teto, un futbolista que dejó detalles de Primera, por enésima vez.

El 1-0 del minuto 64 abundó en la confianza. El Eibar apenas hacía daño y todo parecía controlado, con los futbolistas locales llegando a todas y los vascos atisbando la ansiedad. Como al técnico local, al visitante le salió bien el cambio.

Tuvo que ser Pedro León el que, de un lanzamiento propio de un superclase que no triunfó en el Madrid no precisamente por ser flojo, el quepusiera las tablas. Encimó poco el CPC en esa acción, pero hay que convenir que ese tiro procedía de un futbolista top en el golpeo en Primera División (1-1-minuto 78). Cosas del fútbol. Maldito al tiempo que bendito fútbol.

Fue un mazazo, pero aquello duró un par de minutos. Las fuerzas se volvieron a equilibrar hasta que, en la prolongación, el Cacereño dispuso de una buena falta. Quizá la ambición perdió ahí al CPC al lanzar Alberto Delgado directamente a puerta, en vez de ponerla o dejársela al más fresco, Marcos Torres. En la contra llegó el peor final de un partido de la historia del club, junto a aquel del Betis Deportivo de Joaquín que acabó en descenso a Tercera. El sino, el maldito sino, que persigue al Cacereño, incapaz de voltear para bien su engordado rosario de desdichas.

Como bien reconocieron técnicos y jugadores al final, a lo mejor ese propio destino en el que vive permanentemente el CPC se rebela y lo que dejó en el camino ante el Eibar se transforma en una alegría verdadera con el ascenso a la Segunda División B, que es por otro lado la verdadera razón de estado de este año. La crueldad no puede repetirse siempre en contra del mismo. En Cáceres, en el Cacereño, están hartos de ir a la lona, noqueados. La injusticia no debe continuar. Qué mal repartido está el mundo, el futbolístico al menos.

Cacereño 1-2 Eibar

Goles: 1-0, Marcos Torres (min. 64); 1-1, Pedro León (min. 78); 1-2, Alberto Delgado en propia puerta (min.93).

Árbitro: González González (comité castellano-leonés). Amonestó a Gustavo del Cacereño y a Oliveira del Eibar.

Estadio: Príncipe Felipe.

Espectadores: 6.146 (cifra oficial).

Cacereño: Bernabé; Chechu, Carlao, Carlos Daniel, Alberto Delgado; Javito, Rodri (Gustavo, min. 75), Teto (Neto, min. 79), Carlos Andujar, Álex García (Marcos Torres, min.59), y Ezequiel Lamarca.

Eibar: Yoel; Correa (Sergi Enrich, min. 75), Esteban Burgos, Paulo, Ekhi Bravo; Orellana, Sergio Álvarez, Marí (Edu Expósito, min. 62), De Blasis; Quique González (Pedro León, min. 62) y Charles.