El triunfo del Cáceres en la pista del Lleida confirma que la plantilla del más importante club extremeño no está dispuesta a rendirse. En un alarde de profesionalidad y con todas las circunstancias en contra, también en forma de lesiones, el grupo de Manolo Hussein demostró que este equipo es mucho mejor de lo que, en un momento de la temporada, muchos pudimos pensar.

El éxito del Cáceres se contrapone a la extrema situación económica de la entidad. Uno sigue sin entender cómo un club que tanta ilusión puede generar esté a punto de morir, entre la pasividad general de mucha gente que, con otra actitud, podría arrojar alguna luz.

Las reflexiones del especialista Felipe Vela expuestas en la edición de ayer de este diario sobre la coyuntura tan negra que mediatiza la vida de la sociedad fueron lo suficientemente ilustrativas. "Tenemos lo que nos merecemos". El titular, extraído de una entrevista en la que lo fundamental eran los matices técnicos de la posible disolución, dice bien a las claras cuál es el diagnóstico del enfermo, en el que, haya o no dinero, lo fundamental es la actitud de los que pueden hacer más.

Voy, por una vez, a ser optimista. Restan, en teoría, dos meses para que se arbitren soluciones. La esperanza para que alguien haga algo puede sustentarse en que pronto hay elecciones. No sólo en la cancha hay mucho en juego.