Nunca olvidarán África. «Cada vez que pienso en la maravillosa y milenaria biblioteca de Tombuctú, que esa gente incendió por el placer de incendiarla, me entran escalofríos. Claro que querría regresar a la incertidumbre de aquel viejo Dakar, pero es imposible, la situación geopolítica del momento lo hace irrealizable».

Lo que piensa Nani Roma, doble ganador en motos (2004) y coches (2014) del mítico Dakar, que empieza este fin de semana en Argentina, lo piensan todos los participantes de la maratoniana carrera, que este año congrega a 556 participantes y 354 vehículos (110 coches, 143 motos, 55 camiones y 46 quads) de 60 nacionalidades distintas, siendo el más joven el estadounidense Sheldon Creed, de 18 años, y el más veterano, el camionero japonés Yoshimasa Sugawara, de 74.

El Dakar estrena director en la persona de uno de sus grandes mitos, el campeón catalán Marc Coma, que, a mitad del 2015, sorprendió a todo el mundo fichando por la compañía francesa ASO, organizadora de la cita. Coma, que esperaba tener un año de adaptación, ha visto revolucionado su aterrizaje en la mítica prueba al renunciar Perúa todas sus etapas, justificando la decisión por el gran temor a la aparición de El Niño. «Tuvimos que improvisar un nuevo recorrido y, aunque llegamos a tiempo y estamos preparados, la verdad es que sabemos que podemos sufrir problemas sobre la marcha».

MILLONES DE ESPECTADORES

El Dakar es la prueba reina del inicio del año deportivo. Con 9.000 kilómetros de recorrido repartidos en 13 etapas, la 38ª edición de esta extenuante carrera «en la que cada vez se va más deprisa y hay que correr desde el primer día», señala Carlos Sainz (Peugeot 2008 DKR), se seguirá en 190 países gracias a la sofisticada transmisión, con 120 horas de televisión y 70 cadenas ofreciendo imágenes a todo el mundo.

Es un acontecimiento casi único («la última aventura que nos queda», dice orgulloso Roma), con 4.800.000 espectadores en directo en el 2015 y una repercusión económica en Argentina de 220 millones de euros y de 120 millones en Bolivia, donde hay gran expectación.

EL RETO DE CRUZAR LA META

Todos coinciden en que el Dakar suramericano empieza a tener poco que ver con el mítico africano. Y no solo por la incertidumbre que suponía «encontrarte, de pronto, en medio del desierto, absolutamente solo, cosa que ahora es imposible», recuerda Coma, sino por el tipo de recorrido.

Sigue imperando la fiabilidad, «pues si rompes algo un día, por poca cosa que rompas, te despides de la carrera», explica Sainz, pero ha pasado a ser ya un rali de verdad, de velocidad, al menos para aquellos participantes que aspiran a la victoria final, que no son muchos, mientras que el resto siguen teniendo como objetivo prioritario acabar. Cruzar la meta continúa siendo el reto, el sueño, la gloria de decenas y decenas de pilotos. «Esos son nuestros héroes», recuerda Roma.

DOS SEMANAS DISTINTAS

Los que salen a ganar explican que será una edición muy complicada por diversos aspectos. Primero, por la incertidumbre de lo que se encontrarán ante ladesaparición de las etapas peruanas, lo que supone más pistas y menos arena; segundo, por cómo les afectará la aparición de El Niño, que anuncia lluvias torrenciales en Bolivia y calor tremendo en Argentina; tercero, por vivir tres etapas durísimas a 4.000 metros de altura y, por último, dos duras etapas maratón sin asistencia.

Contrariamente a lo que ha ocurrido hasta ahora -dice la valiente Laia Sanz (KTM), ahora ya con número de favorita-, la selección no se producirá en la primera semana. «Todos guardaremos fuerzas para la segunda y última, aunque es evidente que habrá que correr, y mucho, desde el primer día», añade.

En motos no hay campeón. Desaparecidos los míticos Cyril Desprésy Marc Coma, no hay favoritos, aunque Joan Barreda (Honda), David Casteu (KTM) y Helder Rodruigues (Yamaha) lideran los pronósticos, que están muy igualados.

PEUGEOT, AL ATAQUE

En coches, el Mini, capitaneado esta vez por Roma, se presenta como claro favorito tras ganar las cuatro últimas ediciones con Al-Attiyah Nasser (2015), el propio Roma (2014) y Stéphane Peterhansel (2013 y 2012).

Frente a ellos, además de los Toyota de Giniel de Villiers y Vladímir Vasiyev, estará la impresionante escuadra Peugeot, integrada por los más grandes campeones del mundo: Després, Peterhansel, el velocísimo Sainz y Sébastien Loeb, poseedor de nueve títulos del mundo de ralis, quien, al igual que hicieron los míticos finlandeses Ari Vatanen y Johan Kankkunen, quiere probar el Dakar como ya hizo y se quedó el matador, y quiere ganar.