Si al próximo Dakar, que arranca en Asunción (Paraguay) el próximo 2 de enero y concluye en Buenos Aires (Argentina) doce días después tras cruzar también Bolivia, le han puesto el sobrenombre de 'The Odyssey', por algo será, ¿no? Puede que la idea surja de la enorme magnitud del evento: 39 ediciones, 29 países visitados (3 en Europa, 21 en África y 5 en Suramerica), 8.819 kilómetros de recorrido (4.089 contrarreloj), 7 especiales de más de 400 kilómetros, 6 días a más de 3.000 metros de altura, 491 competidores, 316 vehículos (146 motos, 83 coches, 50 camiones y 37 quads), 59 nacionalidades en la caravana, 4.5 millones de espectadores en ruta, 1.200 horas de televisión, 70 cadenas conectados en todo el mundo, 1.460 periodistas acreditados, 22.000 miembros de seguridad… O tal vez sea porque, realmente, estamos, de nuevo, frente a la gran aventura. El Dakar, sí.

Hablando con los protagonistas del maratoniano rali, es evidente que lo señores Étienne Lavigne, director del Dakar, y Marc Coma, diseñador del recorrido y director deportivo del evento, han conseguido regresar al auténtico espíritu del Dakar,confeccionando el que aseguran es el Dakar más duro de la última década. Un Dakar, cuentan, que se parecerá más que nunca al viejo Dakar, al de África, aquel en el que la incertidumbre era total y donde la navegación ¡bendita, o maldita, navegación! convertía la carrera en algo más que correr al esprint.

Por vez primera en muchos años no hay favoritos. Ni en coches, ni en motos. "No soy capaz de hacer un pronóstico. Cada marca de coches tiene un posible ganador y cada marca de motos, otro. Esta vez, solo podrá ganar el mejor, de eso estoy seguro. El más completo. No va a ganar el mejor coche (o moto), el mejor piloto, el mejor atleta, el mejor navegador, el mejor estratega: va a ganar el más completo, el que tenga un poquito, o un muchito, de todo eso". Coma asegura que el rali será duro y que no tiene un día de descanso, a excepción del día de fiesta, el 8 de enero, en La Paz. "Por fin, creo, le hemos devuelto al Dakar su auténtico espíritu dakariano, africano, aquel que mezcla la dureza del terreno, sea montaña, fuera pista o desierto, con la dureza del clima y la necesidad de saber navegar".

PARAGUAY, 29º PAÍS

Coma, ganador de cinco ediciones (2006, 2009, 2011, 2014 y 2015), sabe de lo que habla. "Paraguay es el país nº 29 que visitamos y es una maravilla. Eso sí, calor tropical, casi 45 grados y 90% de humedad, así que será muy duro. La altitud de Bolivia puede que haga estragos, y más pasando allí seis días, con sus frías noches. Y, luego, la bella Argentina, que ya conocemos y que siempre nos recibe con los brazos abiertos. Bueno, como Paraguay y Bolivia". Coma ha dejado su firma en el recorrido de este nuevo y duro Dakar. Por decirlo claro y alto, ha capado el GPS, ya no guiará tanto, ni será tan preciso.

Los pilotos se podrán orientar, pero no les será fácil. Deberán pasar por puntos de control ciegos y, si se desvían unos metros del primero, algo más del segundo y mucho más del tercero, no encontrarán el cuarto. Peor aún, si se pierden, el GPS solo les guiará un kilómetro hacia atrás. Es más, antes, el GPS les señalaba el punto de control 800 metros antes de cruzarlo; ahora solo lo hará 300 metros antes.

DEMASIADOS FAVORITOS

Coma ni siquiera ha tenido compasión de sus viejos colegas de motos y les ha puesto las cosas difíciles. «Se nos acumulará el trabajo», reconoce Joan Barreda (Honda), uno de los grandes favoritos y partidario de esa dureza. "Simplemente quiero que los pilotos, los grandes pilotos, que los hay y muchos, recuperen el placer de orientarse, de tomar referencias naturales y demostrar ser unos buenos 'dakarianos'", sentencia orgulloso Coma, satisfecho de su obra.

Y, entre esos buenos, buenísimos dakarianos, estarán los vencedores. Los Peugeot de los campeonísimos Stéphane Peterhansel 'Monsieur Dakar', con 12 victorias, Carlos Sainz, Sébastian Loeb, campeonísimo de ralis y Cyril Despres, otro 'monstruo' del Dakar. También los Toyota de Nasser Al-Attiyah, que este año ha ganado todo lo que ha corrido, Giniel de Villiers y Nani Roma,que cambia el Mini por el coche japonés. Y los Mini de Mikko Hirvonen y Orlando Terranova. Y, en motos, el australiano Toby Price (KTM) defenderá el título ante sus colegas de marcaMatthia Walkner y Pablo Quintanilla, la Yamaha de Helder Rodrigues, la Sherco de Joan Pedrero, un auténtico guerrero, y las sofisticadas Honda de Barreda, Paulo Gonçalves y Kevin Benavides.

SOLO INTERESA GANAR

En motos, ya solo queda el último campeón en activo, Toby Price, pero en coches los campeones son casi legión. Y, en ese sentido, como reconoce Carlos Sainz, nada más llegar a Asunción, donde el lunes empieza el rally, "cuando has ganado al menos una vez, ya no te interesa otra cosa que ganar. Para muchos de nosotros, ser segundos o terceros no sirve. El reto ya solo es ganar, de nuevo, el Dakar".

Sainz, que llegado el Dakar intercambia papeles con Carletes, su hijo, piloto de Toro Rosso F-1 ("allí le ayudo yo, le acompaño, aquí me controla él"), cree que el hecho de que la brida del motor de los Toyota sea algo mayor que el año pasado "los convierten, aún más, en un rival peligrosísimo, pues ya les hemos visto volar bajito en la Baja Aragón y en el Rally de Marruecos".

Coma, que sabe que los campeones de Peugeot se curan en salud hablando del mayor diámetro de la brida de admisión de los Toyota (el tubo que coge aire y lo traslada al motor) asegura: "La diferencia es mínima pues, en ese sentido, estoy seguro de que todos vamos en idénticas condiciones".