El ciclismo es también el deporte de la picaresca y el engaño. Hay que estar callados, mudos. Hay que esconder las armas. Hay que preguntar y poner buena cara. Y, sobre todo, saber engañar al rival. Si se consiguen todos estos aspectos, en el día que un corredor del equipo está pletórico, entonces el éxito está asegurado. Dani Moreno, el corredor de Fuenlabrada, el ciclista que vive con su chica argentina en Andorra, relevó en el durísimo muro de Huy (rampas que llegan al 26% en apenas 1,3 kilómetros de ascensión) a su jefe de filas, Purito Rodríguez, para imponerse en la Flecha Valona, una de las clásicas de mayor prestigio del calendario mundial.

La Flecha, a diferencia de la 'reina madre' de las clásicas belgas, 'La Doyenne', la Lieja-Bastoña-Lieja, que se disputa el domingo, es la más táctica de las carreras de las Ardenas. Hay que tener sangre fría porque siempre sucede igual. La prueba se decide en el último kilómetro, en una cuesta que está hecha a la mejor medida de Purito, primero el año pasado y segundo los dos anteriores. Pero este miércoles corría mermado.

"No sé yo. Si no se ve bien abandonará en los primeros 100 kilómetros. Pero si se ve bien, aguantará hasta el final". Así hablaba, hacia el mediodía Àngel Edo, mánager de Purito. Pero se callaba lo mejor, lo que él también sabía porque Edo es a la vez el mánager de Dani Moreno.

Había que engañarlos a todos, incluido a Alejandro Valverde (que fue séptimo). Todos debían creer que Purito estaba recuperado del golpe que sufrió el domingo en la Amstel Gold Race y que estuvo a punto de apearlo de la Flecha. Por eso, en los kilómetros finales se dejó ver más de la cuenta. Sin embargo, Purito le había dado la consigna a su gregario y buen escalador madrileño, 'top ten' en la Vuelta. Le había dicho a Moreno que era su día y que él, como así fue, los engañaría a todos. Él sería el ciclista vigilado y Moreno tendría libertad para actuar.

La Flecha llegó unida a la última de las tres ascensiones a Huy. El prometedor corredor colombiano Carlos Betancurt fue el primero en atacar. Reaccionó el ídolo de los valones, Philippe Gilbert con su 'maillot' de campeón del mundo. Y fue entonces, a su rueda, cuando Purito lo engañó para que se confiara. Saltó Moreno hacia la fama, hacia la victoria. Levantó los brazos y triunfó. Luego, liberado del secreto, explicó la táctica del Katusha. "El equipo había apostado por mí y todos los demás creían que trabajábamos para Purito cuando no era así. La Flecha es mi carrera favorita y he conseguido ganarla". El domingo, en la Lieja-Bastogne-Lieja, más ciclismo del bueno.