Las vidas de Dani Moreno y Purito Rodríguez se entrecruzan muchas veces a lo largo del año. Purito, más bromista, no tiene reparo al comentar que "duermo más veces con él que con mi mujer". Dani, algo más callado, se lo mira porque cuando le toca proteger a su jefe de filas en el Katusha lo hace con rigor y sin fisuras. Pero cuando recibe la orden de convertirse en el líder del equipo no falla y ejerce de Purito, ayer en el Fin del Mundo (primera victoria española en la Vuelta 2013) o en primavera cuando sustituyó a su amigo catalán para ganar la Flecha Valona.

Por eso, a Purito no le costó mucho convencer a Moreno para que se fuera con él a vivir a Andorra. Allí entrenan y suben montañas, allí prepararon el Tour en junio y la Vuelta en agosto.

Moreno durmió con Purito durante el Tour. Se le recuerda asomado a la ventana del hotel de Vaison la Romaine, bello paraje provenzal, respirando el aroma a lavanda, en la segunda jornada de descanso, mientras su jefe paseaba por el jardín pensando en una estrategia de la que Moreno era cómplice, de un reto que muchos veían como imposible pero que fue toda una realidad: Purito, en el podio de los Campos Elíseos y Moreno aplaudiéndole desde el autocar del Katusha, en París.

NIBALI, LIDER Y volvieron a dormir juntos en esta Vuelta y porque ambos sabían que ayer la cuarta etapa acababa en el Fin del Mundo, pero que el planeta con sus problemas y alegrías seguiría girando alrededor del sol, se hicieron una promesa antes de acostarse en la cama. "Le había dicho a Purito que quería ganar en el Fin del Mundo". Así lo confesó Moreno en TVE. Demarraje salvaje, hueco con el pelotón, otra subida gallega, la última antes de llegar a Castilla y León (hoy, milagro, meta en llano en el lago zamorano de Sanabria) y ni siquiera Fabian Cancellara, llamado Espartaco, el ciclista suizo que destroza los adoquines de Roubaix, fue capaz de neutralizarlo. Victoria, alegría y abrazo de Purito.

Moreno, 31 años, se hizo amigo de Purito cuando ambos corrían en el Caisse d'Epargne como gregarios de Alejandro Valverde (ahora quinto de la general que vuelve a comandar Vincenzo Nibali ya que Chris Horner perdió seis segundos por un pequeño corte) y en cuanto tuvo poder en el conjunto ruso Purito se lo llevó consigo. Y después le recomendó que se fuera a residir a Andorra donde vive con Mariana, la chica que conoció en Argentina, con la que se casó, la que le acompaña, siempre que puede con el perrito de la pareja, buscándose ella hoteles cerca de su marido, situándose en la meta como una aficionada más y mostrando, no solo el cariño hacia Dani, sino la pasión por un deporte que devora horas y horas del tiempo del corredor que ayer triunfo junto al faro de Finisterre, un enclave turístico conocido como el Fin del Mundo.

EL MIRADOR DE EZARO Moreno, como Purito, Nibali, Valverde, como todos, no se impacientó en la criminal subida al Mirador de Ezaro, con rampas del 29%, sin trascendencia para la general pero con unas imágenes de impacto en la televisión: se formó un tapón en el pelotón y varios corredores tuvieron que poner pie a tierra mientras Juan Antonio Flecha se divertía atacando a sus compañeros de la Vuelta. Pasó el Fin del Mundo, se fue Galicia y hoy hasta puede que haya un esprint, en la etapa previa a llegar a Extremadura.