En la barriada de Moctezuma vive y trabaja Daniel Ollero Quintero, ‘Dani Ollero’ (Cáceres, 20 de febrero de 1991), un tipo extrovertido, que se jacta de ser «muy amigo de mis amigos» y que compagina su condición de central en el Arroyo y de ‘currante’ de una chocolatería-churrería en el negocio familiar. El sábado se vuelve a medir al Cacereño, su club «durante once o doce años» y al que marcó ya en Copa Federación.

«Llegué a dejar el fútbol cinco años para ir a estudiar Relaciones Laborales a Madrid, pero un día me encontré con Javier Moreno y me pidió que fuera con él al Arroyo. Han pasado cuatro años y ahí sigo», cuenta Ollero. El fútbol había quedado aparcado y él mismo asume que «había cogido incluso peso, pero me puse en forma. Yo con la gente que me da confianza lo doy todo». Y tanto: el defensa es fiel a los suyos por pura convicción personal.

Antes, subió con el CPC a División de Honor de juveniles con el propio Moreno y después jugó en Preferente con José María Rebollo. «Hice varias pretemporadas con el primer equipo, pero salí un poco por la puerta de atrás. Me hubiera gustado marcharme de otra manera». Con Manolo Sánchez fue la última. Con solo 16 años estuvo con Fran Nacarino de entrenador en una transición del club accidentada. También jugó en el Diocesano y San Francisco.

«Soy muy de Cáceres, sí», resume el futbolista, quien disfruta con la rutina del día a día. «Me levanto a las seis de la mañana, vengo a la churrería y estoy hasta las doce y media o por ahí. Como, me echo una pequeña siesta y por la tarde a entrenar a Arroyo», relata con ligereza alguien que, desde luego, disfruta con lo que hace y así lo transmite.

Como los duelos anteriores, el del próximo sábado a las 19.30 en el Municipal será muy especial para él. En realidad, él siente los colores del CPC porque ha sido su club durante muchos años. Y, además, le sitúa arriba al final del campeonato por calidad de su plantilla, pese a su tropiezo inicial ante el Aceuchal en el estreno liguero. «El Cacereño, jugador por jugador, es un superequipo, pero para nosotros es fácil disputar estos partidos porque sales al 200 por cien. Futbolistas como Borja García son una pasada para la categoría. Si no son primeros, quedarán segundos», expresa a modo de vaticinio.

Son casi las doce del mediodía y Ollero sale de la chocolatería-churrería Olqui (Ollero y Quintero, por la madre y el padre) y piensa en el derbi. Cómo no, ¿por qué no? Sueña con ponerle nombre a otro tanto decisivo, como el que hizo que supuso el 1-0 en el minuto 90 hace apenas un par de semanas.