Dani Pedrosa ha regresado al Mundial y lo ha hecho con parsimonia en la pista ("cada vuelta que pasa me encuentro mejor, aunque cada vuelta que sumo me duele más"), pero con contundencia en sus declaraciones. Todo empezó con un gesto, impropio en él, todo educación, corrección. Y fue cuando, en los segundos previos a la conferencia de prensa, del pasado jueves, le negó el saludo a Marco Simoncelli, el fogoso piloto que le derribó, en Le Mans, con malas artes provocándole la fractura de su clavícula derecha.

"Simoncelli es un caradura, entre otras razones porque jamás, jamás, se interesó por mi estado, ni me envió sms alguno", señaló ayer el piloto catalán desmintiendo a Sic , que había asegurado que le envió un mesaje "sin respuesta". "Es más, todo el que me conoce sabe que si me hubiese llamado el mismo domingo, yo hubiese entendido sus explicaciones y, probablemente, no pensaría lo que tengo derecho a pensar ahora y es que Marco ni aprende ni tiene ganas de aprender. Y en eso, por lo que leo y oigo, coincidimos muchos pilotos de MotoGP, casi todos".

Pedrosa, que ayer acudió a la comisión de seguridad, criticó el comportamiento de la dirección de carrera. "Ellos están en esas reuniones y saben lo que opinamos. Por la forma que tienen de actuar, es decir, por lo poco o nada que le ha ocurrido a Simoncelli, parece que el full contact está hasta permitido. Y eso no tiene sentido. Yo no digo que sea como en la F-1, donde, en cuanto se rozan, ¡zas!, los sancionan, pero deberíamos de dotarnos de unas normas de comportamiento, de un código de conducta, que nos comprometiésemos a cumplir todos. Insisto, si la dirección de carrera sigue tolerando determinadas maniobras, no sé qué va a pasar", agregó.