Hace ya tiempo que Jesús Barroso presume de que tiene un nieto campeón de España. Pero aunque el vástago era «buenecillo», aún no se había colgado ninguna medalla de oro nacional. Eso era así hasta el pasado 4 de octubre, porque desde entonces don Jesús puede presumir libremente y sin que nadie le corrija porque su nieto, David Barroso, es campeón de España sub-20 de 800 metros. «Siempre se emociona mucho cuando me ve correr y se alegra por mis éxitos, por eso esta victoria es para él», cuenta la joven promesa/realidad del atletismo extremeño.

Una década atrás, menos incluso, David era uno de esos niños que jugaba al fútbol y que se estrenó en el atletismo en una carrera de su pueblo, Zafra. Ganó la primera. También la segunda. Y quizás algunas más. «El responsable de la Escuela de Atletismo de Zafra se dio cuenta de que tenía cualidades y me convenció para apuntarme». Tenía entonces 10 u 11 años, rememora. «Así empecé en el atletismo».

Los primeros años compaginó ambos deportes. «Primero entrenaba al fútbol», donde jugaba de lateral o extremo, «y después me iba al atletismo». Pero hace cuatro años se decantó definitivamente por el atletismo y desde hace dos entrena en el Capex de Villafranca de los Barros bajo la tutela de José Ángel Rama, su entrenador.

«El atletismo es más sacrificado y menos valorado», afirma este estudiante de segundo de Ciencias del Deporte y la Actividad Física en la Universidad de Sevilla. Pero no se volvería atrás. Le apasiona. Le exige entrenar los siete días a la semana (hora y media o dos horas cada día), y reconoce que «se hace duro», pero como le gusta tanto «no supone un gran esfuerzo».

«Es un chaval al que le gusta de verdad el atletismo, que cree en el trabajo que estamos desarrollando», explica José Ángel Rama, su entrenador en el Capex. «Destacaría como en dos años no se ha saltado ni un solo entrenamiento».

Polivalente

Además de en el 800, David Barroso también destaca en el 1.500, donde «hice muy buena marca» y está entre los diez primeros del ranking sub-20. Y otros años (este no por las limitaciones del covid-19) ha corrido además una prueba tan diferente, de velocidad pura, como el 400.

La carrera de las dos vueltas a la pista es demasiado larga para un velocista y demasiado corta para un fondista. Se trata de una distancia que se encuentra a medio camino entre la explosividad necesaria para ganar en las más breves y el fondo imprescindible para aguantar el ritmo en las más prolongadas. Porque has de ser rápido, para poder imponer tu punta de velocidad en la última recta, pero también tienes que ser resistente para no llegar fundido a esos metros finales. «Para correr un 800 hay que estar bien tanto por arriba en fondo como por abajo en velocidad, porque es una prueba que necesita mucho de todo», explica.

De lo que no hay duda es que el 800 es su prueba estrella. «La tengo muy dominada, disfruto mucho cuando la corro. El 1.500 se me hace un poco largo, sufro más, pero al 800 le tengo cogida la distancia».

La final del 800 en el Campeonato de España sub-20 disputado en Madrid fue, rememora, «muy dinámica, se me pasó súper rápido, pero yo me lo pasé genial corriendo. Apenas me cansé, me sentía muy fuerte y eso fue lo que me dio la victoria». Logró el oro con un tiempo de 1:54.37, lejos de su mejor tiempo, el mejor de la categoría en el 2020, 1:49.93. Fue una presión extra en el nacional, aunque supo lidiar bien con ella. «Sabía que podía conseguir medalla, en ningún momento me sentí presionado y tampoco creo que me lo vaya a sentir a partir de ahora».

«Más que la medalla, lo que disfruté, tanto en las semifinales como en la final, fue viéndole correr de esa manera tan inteligente, tan fácil, tan suelto, sabiéndose colocar, leer las carreras y ver cómo ha sabido madurar como deportista hasta convertirse en un atleta de futuro», apunta Rama.

El oro en el nacional sub-20 le da fuerzas para no dejar de luchar. Ahora está de descanso, pero pronto empezará la pretemporada de un año donde competirá como sub-23 con el objetivo de hacerlo lo mejor posible en cada una de las pruebas a las que acuda, lo que hoy por hoy es toda una incógnita por el covid. Y al final del camino, los Juegos Olímpicos, aunque París 2024 es muy pronto, «todavía soy muy joven para eso». De lo que no duda es que el oro de Madrid tiene que ser solo el primero de muchos. Para que su abuelo pueda seguir presumiendo de nieto.