Una veintena de cajas registradoras forman la barrera final en el megastore de Old Trafford, el supermercado del Manchester United en su propio estadio, el teatro de los sueños. En el camino al templo de los Reds, desde el centro de esta ciudad sin encanto a las afueras, los peregrinos topan con una promoción de viviendas celestiales: 25 pisos de lujo en el Saint Georges Church, una reformada iglesia gótica. Será que nadie va a misa ya en Manchester, porque desde hace pocos años para ellos Dios se llama David Beckham.

Los días de partido, la tienda se llena y las cajeras no dan abasto, igual que el chico que imprime nombres y dorsales en las camisetas. Por supuesto, dice, el que más se solicita es el 7 de Beckham. Al lado del mostrador hay un cartel con una advertencia importante: "El departamento de merchandising del Manchester United no se hace responsable si el equipo cambia de camiseta o si un jugador decide abandonar el club", por si el superventas Beckham se fuera a finales de esta temporada al Madrid, al Inter, al Barcelona, o a donde sea.

En Manchester, la estrella de David Beckham brilla por todos los lados. Desde las portadas de diarios y revistas en los quioscos, pasando por la primera planta de los almacenes de Marks&Spencer, donde vende su propia línea de moda infantil DB07, hasta en ese supermercado futbolístico de color rojo. Camisetas, muñecos, pósteres, estuches escolares, lápices, banderas, fotos, libros.

Pregunta tonta a la cajera. ¿Venden mucho de Beckham? "Ufff", es su respuesta. ¿Y si se fuera del Manchester? "Se notaría en las ventas, desde luego. Pero después, nos recuperaríamos, porque el Man United siempre ha sido grande, más grande que cualquier jugador".De momento, nadie quiere pensar en su marcha. La estrella Beckham ilumina las islas lluviosas, felices de haber encontrado en el jugador y su mujer, la Spice Girl Victoria Adams, apodados Becks y Posh (pija), unos dignos sucesores de la princesa Diana. El negocio que el matrimonio, bien asesorado, ha montado a su alrededor es impresionante.Poseen varias empresas y sólo las cifras de una de ellas reflejan ya el Beckham-boom. El jugador es director y propietario único de Footwork Productions Limited. Según documentos a los que ha tenido acceso este diario, los ingresos de explotación han pasado de 557.928 libras (casi 770.000 euros, 128 millones de pesetas) en el año 2000 hasta 3.535.943 libras (4,88 millones de euros, 812 millones de pesetas) al 30 de abril del 2002. Curiosamente, Beckham se pagó a sí mismo un sueldo de poco más de 400.000 euros en esa empresa. Cobra más, por supuesto.HIPOTESIS LEJANAPosee, con su esposa, Yandella Limited y otra sociedad que explota los derechos de la marca Beckham. "Es que él mismo es, por sí solo, una marca global. Un producto único. Lo mejor que sus patrocinadores pueden hacer es intentar acoplarse a él, no lo pueden absorber como si fuera suyo", explica Ardi Kolah, director de Copyright Promotions Consulting en Londres y autor de un amplio estudio sobre el merchandising deportivo.La marca Beckham vende y hace vender. Si su ficha anual con el United asciende a poco más de siete millones de euros (1.200 millones de pesetas), el conjunto de sus contratos publicitarios con multinacionales tan importantes como Vodafone, Pepsi y Adidas lo triplica.UN PRODUCTO QUE NO HABLALo más curioso y llamativo de esta estrella futbolística es que es sólo eso, imagen. Parece un simple producto que no habla. Es guapo, fotogénico, atlético y famoso. No hace falta más. "Beckham es un recipiente vacío en el que todos los demás depositamos nuestros sueños. No dirá nunca nada político, ni polémico, ni trascendental, ni nada. Sólo murmura. Pero precisamente eso es su gran fuerza: callar", dice Ellis Cashmore, catedrático de Deportes, Medios y Cultura en la Universidad de Staffordshire.Cuentan que hasta en la intimidad del vestuario del Manchester es el más callado de todos. Fuera, apenas da conferencias de prensa. Y entrevistas, menos. Los propios periodistas de Manchester llevan esperando ya año y medio a que se les conceda una a alguno de ellos. Sus agentes de la empresa SFX le protegen, porque saben que David Beckham es una estrella que debe brillar de por sí, por su imagen sola, no por sus palabras.Tanto su agente, Tony Stephens, como su mujer, Victoria, que lleva la voz cantante cuando --en contadas ocasiones-- aparecen juntos en programas de TV, saben que es mejor que el niño Beckham, de 28 años ya, no abra la boca. "Siempre se burlan de él. Tiene una voz muy infantil, no es muy listo y sólo dice tópicos", sentencia Simon Kuper, escritor de varios libros sobre fútbol y columnista deportivo del Financial Times.El propio Beckham reconoce su problema. "Sólo al abrir la boca me linchan", dijo una vez, refiriéndose a su acento cockney, un tipo de inglés que cae bastante mal en todo el país. Y Kuper remacha:

"Es que él mismo es, por sí solo, una marca global. Un producto único. Lo mejor que sus patrocinadores pueden hacer es intentar acoplarse a él, no lo pueden absorber como si fuera suyo",

"Beckham es un recipiente vacío en el que todos los demás depositamos nuestros sueños. No dirá nunca nada político, ni polémico, ni trascendental, ni nada. Sólo murmura. Pero precisamente eso es su gran fuerza: callar",

"Siempre se burlan de él. Tiene una voz muy infantil, no es muy listo y sólo dice tópicos",

"Sólo al abrir la boca me linchan", "Es un chico de Essex, donde la gente no es obrera ni chic. Un poco como los nuevos ricos, muy obsesionados por las cosas materiales, por ropa, dinero, coches. Es gente hortera con dinero. Y no tienen cultura".Pese a su look triunfante, los peinados que cambian cada año y la ropa de marca que exhibe, a Beckham parece costarle todavía desprenderse de su origen humilde. "Aún soy tímido. No me gustan nada las entrevistas y me cuesta hacer apariciones públicas", dice el jugador en My World (Mi mundo), su primera autobiografía, publicada hace tres años. La segunda aparecerá en otoño y batirá otra vez récords, porque, pese a sus carencias, este chico tímido de un barrio semiobrero de Londres es un fenómeno.Es un fenómeno sin cultura, ni voz, ni lenguaje. Pero posee un golpe mágico en el pie derecho ("No sabe darle con la izquierda", le criticó el mítico exjugador y eterno borracho George Best) y un sexappeal aplastante que atrae tanto a mujeres como a hombres, nietos y abuelas. Es un icono de un país entero, de medio mundo, de Asia a Suráfrica, y que este verano será lanzado en Estados Unidos durante la gira de su club. "Es el hombre más famoso del mundo a quien los americanos no conocen", le describía USA Today.CHISTES SOBRE EL IDOLOEn There´s only one David Beckham (Sólo hay un David Beckham), uno de los muchos libros que ya se han escrito sobre el jugador, hay un recopilatorio de los chistes sobre el ídolo que circulan en Inglaterra.

"Aún soy tímido. No me gustan nada las entrevistas y me cuesta hacer apariciones públicas", My World

"No sabe darle con la izquierda", sexappeal "Es el hombre más famoso del mundo a quien los americanos no conocen",

There´s only one David Beckham

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