"Indefendable", tituló ayer el diario L´Equipe , la biblia del periodismo francés. No necesita ni traducción. Francia no tiene defensa. Ni tampoco David Trezeguet, un delantero, de 27 años, que llegó a Portugal dispuesto a reinvidicarse, con las maletas en la mano para viajar a Barcelona porque le ninguneaban en Turín. Y volvió ayer a su casa con un mediocre balance, dejando tras de sí el rastro de un goleador en crisis. Sigue en Italia porque Fabio Capello, el nuevo entrenador de la Juve, le ha convencido, desoyendo así el interés azulgrana.

A Trezeguet se le esperó durante cuatro partidos. Pero no apareció en Portugal y hasta se le acusó de estorbarse con Thierry Henry, su gran amigo. Otro que iba para gran estrella de la Eurocopa y no ha dejado nada destacable. Si acaso un par de goles y la sensación de que no se pareció en nada al deslumbrante delantero del Arsenal.

Sin puntería

Tampoco Trezeguet pareció el goleador fiable que tanto le gustó al Barcelona cuando habló con él en Italia a principios de año. "Algunos jugadores no estuvieron a su nivel", dijo ayer un decepcionado Jacques Santini cuando analizó la indefendible actuación de Francia. "¿Por qué mantuvo a Trezeguet en el equipo cuando ha estado tan mal?", le preguntó también la prensa al seleccionador. No supo qué responder. Quiso Santini mantener la jerarquía del vestuario y eludió apostar por los jóvenes.

Con la vieja guardia, con la gente que ganó el Mundial-98 y la Eurocopa-2000, se ha ido Francia a casa. Teniendo a Trezeguet en el centro del debate junto a una inesperada debilidad defensiva. El delantero sólo ha marcado un tanto.