No se esperaba un golpe tan duro. En Atenas habrá vivido dos de sus experiencias más impactantes. El pasado viernes desfiló en la ceremonia inaugural al frente de 322 deportistas, portando la bandera que representaba a todo un equipo y que la convertía en la capitana virtual. Ayer no pudo, en el tatami, revalidar esa condición de líder y sucumbió de manera inesperada. Era la favorita para reeditar su título olímpico de judo, en la categoría de menos de 57 kilos, y sin embargo se vio fuera de las medallas de oro y de plata al perder el primer combate. Luego, en el camino que conducía al mal menor, la medalla de bronce, Isabel Fernández se estrelló en el último combate. Dos derrotas, las de ayer, que la apearon del podio olímpico por primera vez en tres Juegos.

La luchadora alicantina de 32 años se había ganado la condición de abanderada por atesorar un historial prácticamente irrepetible. Dos veces campeona del mundo, ocho veces campeona de Europa y campeona olímpica en Sydney-2000. Cuatro años antes, en Atlanta, ya había arañado un bronce olímpico que ayer estuvo en un tris de repetir. Pero se encontró a dos de las judocas que mas temía y se fue del pabellón de Anó Liossia con su peor posición, un quinto puesto que le humedeció los ojos.

"Si miramos todo mi ciclo olímpico, que creo que se ha acabado aquí, debo de estar contenta, porque vale mas quedar quinta que última", aseguró Isabel.