Acierto, un poco tarde, pero acierto al fin y al cabo. Nissan se lo pensó mucho antes de poner en marcha el proyecto NV200 y eso es algo que muchos no perdonaremos. La Nissan Vanette, que tan buen resultado dio a la marca hace unos años, desapareció del mapa tras un amago de resurgir con la Serena y la Kubistar, pero sin disponer de un modelo claro de continuación. El tamaño compacto de la Vanette, capaz de cargar con todo y ser al mismo tiempo un vehículo de ocio, sus prestaciones y su diseño la convirtieron casi en un referente en su segmento, el de los comerciales ligeros.

Pero los dioses escuchan y estamos de enhorabuena por partida doble, ya que no solo hay que congratularse por la llegada de la NV200 sino porque ésta se fabrica en la planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona. Y aún hay más, después de probar el modelo con motor diésel de 85 CV versión Combi 7 Premium podemos asegurar que se trata de un vehículo polivalente destinado a seguir con el éxito de su antecesor.

La NV200 se ofrece en el mercado español con seis versiones que combinan la carrocería Cargo, destinado a un uso más industrial, y la Combi, pensada para combinar pasajeros y capacidad de carga. La unidad probada corresponde a este último grupo en su máximo nivel de acabados, el Premium.

Mide 4,4 metros de largo por dos de ancho y el diseño lateral es completamente recto (ideal para moverse por calles estrechas). Ofrece siete plazas, todas muy amplias, sorprendiendo el sistema de plegado de los dos asientos posteriores en forma de transportín que se colocan arriba hacia los lados y se sujetan con un gancho, ofreciendo una enorme superficie libre para la carga. Este sistema es muy sencillo y práctico y a nuestro modo de ver significa una solución importante y rápida para pasar de un vehículo de pasajeros a uno de carga en menos de dos minutos. El volumen que cabe en el interior con la tercera fila de asientos plegados es de 2,1 metros cúbicos y si abatimos la segunda y tercera filas se consiguen 2,9 metros cúbicos con una utilización óptima ya que además, la altura de carga es muy baja. ¿Cómo lo supimos? Sí, lo confesamos, fuimos a Ikea.

Esta capacidad de carga se une, además, al sistema de puertas laterales deslizantes que permite un rápido y cómodo acceso al interior de la segunda fila de asientos. En el caso de la tercera fila es algo más complejo si entramos por las puertas laterales, siendo más práctico hacerlo por el portón trasero (que es una opción). En este caso aconsejo doble puerta ya que es muy útil cuando se aparca en línea entre dos vehículos y no queda espacio para abrir el portón totalmente.

INTERIOR COMODO Las plazas delanteras son bastante amplias, con un fácil acceso. La posición de conducción es cómoda, aunque hay que apuntar en el apartado negativo el dispositivo de los elevalunas en ambas puertas. La protuberancia de la pieza empleada sobresale mucho y queda demasiado pegada a la pierna izquierda, lo que en un recorrido largo es bastante molesto. Seguramente la solución ya debe estar en marcha. La consola central es bastante práctica ya que permite depositar objetos sin tener que alargar demasiado el brazo. Al ser un vehículo de posición de conducción elevada el suelo queda bajo. La palanca del cambio es pequeña y fácil de manejar, destacando su precisión.

La instrumentación es muy completa y dispone de cámara de visión trasera junto al display del velocímetro. El indicador de las revoluciones del motor es digital y está situado sobre el indicador de la capacidad del depósito de combustible. A nivel de equipamiento podríamos decir que con la versión más alta de gama se consigue unas ventajas similares a las que podamos tener en una berlina de nivel.

Los entendidos de la marca afirman que la NV200 es la evolución de la Vanette pero con el motor dónde toca, dónde debe ir. La posición del propulsor y el hecho de emplearse una plataforma derivada de un turismo (la plataforma B de la Alianza Renault-Nissan), permiten un buen espacio interior. La unidad probada montaba el motor diésel 1.5 dCi y nos sorprendió por el escaso consumo, hasta el punto que uno de nuestros compañeros creyó estar quedándose sin combustible ya que la línea que indica el nivel seguía estando del mismo color durante muchos kilómetros.

UN BUEN PRECIO Se trata del motor de origen Renault 1.5 dCi cuyos consumos son prodigiosos, con poco más de cinco litros cada cien kilómetros. Sus emisiones de CO2 también son bajas, con 139 gramos, siendo unas de las menores del segmento de los comerciales ligeros y de la gama Nissan. Las prestaciones de potencia y empuje son buenas, aunque no le vendría mal un propulsor más grande para afrontar viajes largos por autopista. Pese a ello tiene patada y también frenada. El abuso del pedal del freno no influye.

Dispone de serie de ABS con asistente de frenada de emergencia y dentro del equipamiento Premium también ofrece control de estabilidad ESP. El precio de la versión tope de gama es de 19.668 euros, una buena decisión si pensamos en el conjunto del ocio y el negocio.