Solo un pequeño detalle le delató. Cuando acabó el ejercicio de suelo, apretó los puños y los lanzó ligeramente al aire. Antes de que los jueces valoraran su actuación con una puntuación de 15,825, ya sabía que había logrado el pasaporte para una final. La tercera consecutiva. Pero ni un solo músculo de la cara se le contrajo. Gervi Deferr, 69 kilos de puro nervio y fibra, 1,69 de enorme talento cincelado durante años en el CAR de Sant Cugat, no quiere ni un exceso de confianza ante el hercúleo desafío que le aguarda: subirse a su tercer podio olímpico seguido.

Deferr cumplió con lo que se esperaba de un doble campeón olímpico. También lo hizo Rafa Martínez, que se ganó un puesto en la final del concurso completo, pero acabó furioso al quedar como reserva de la final de suelo (15,550), y lo hizo Isaac Botella, que se llevó la recompensa de una plaza en la final de salto, aunque el equipo de España se quedó lejos de su objetivo, sin lograr romper el maleficio de colocarse en una final olímpica, como sí hizo en el último Mundial de Sttugart.

Solo una décima separó a Deferr, que logró la tercera mejor puntuación, del brasileño Diego Hypolito, actual campeón del mundo (15,950), y de Marian Dragulescu, plata en Atenas (15,825). Esos son los rivales a los que deberá marcar en la final del domingo día 17, de la que se cayó el último campeón, el canadiense Kyle Shewfelt.

DIFERENCIA MINIMA "Esa diferencia no es nada. Puede explicarse por la diferencia de puntuaciones que existen entre la competición de la mañana y la de la tarde", interpretó Deferr, seguro y confiado de sus fuerzas. "Salimos todos desde la misma posición. Estamos bastante igualados. Lo más importante en una final será hacer un ejercicio limpio y técnicamente perfecto. Es en lo que habrá que poner más empeño", señaló.

"Gervi ha estado como se esperaba y ha logrado una marca muy parecida a la que le dio la medalla de plata en el último Mundial", se congratulaba su entrenador personal, Alfredo Hueto, que siguió su ejercicio desde la grada, ya que no cuenta con acreditación oficial.

Deferr encontró más motivos de satisfacción, porque ayer, cuando era más importante, consiguió ajustarse al 1.10 minutos que deben durar los ejercicios. "Había llegado un poco preocupado porque hasta ahora no había bajado del 1.15 para completarlo. Pero hoy me han sobrado 2 o 3 segundos y eso es buena señal. Es un margen de tiempo muy fácil de ajustar para nosotros", comentó uno de los estandartes del equipo español.

Con mucho peores sensaciones se marchó del gimnasio Rafa Martínez, aunque se llevó en el bolsillo la clasificación para la final del concurso completo, en el puesto 11. El madrileño considera que los jueces, con una puntuación excesivamente baja, le privaron de alcanzar también la final de suelo: "Me alegro por la final de Gervasio porque ha logrado finalmente su objetivo, pero creo que he hecho mejor ejercicio que él", opinó. "Si no para superarle, para hacer una buena nota, y no me la han dado. Lo he hecho bastante bien, como para meterme en final tranquilamente, y por eso estoy decepcionado", insistió.

El premio inesperado fue para Isaac Botella que bordó su salto (16,075), la prueba en la que Deferr se ciñó la corona olímpica en Sydney y Atenas, ganándose una de las dos plazas para la final del día 18.

Solo el decepcionante papel en equipos, por un mal ejercicio colectivo en la barra fija, apartó a España de su reto, relegándola al puesto 11 por equipos. "La barra es lo que nos ha hecho no pasar a la final. En el resto ha habido algún fallo, pero como se elimina una nota no pasaba nada. La barra nos ha costado cuatro o cinco puntos. No la estaban fallando en los entrenamientos", dijo el seleccionador Alvaro Montesinos.