ESPAÑA: Luis Amado, Alvaro Aparicio, Kike, Borja, Marcelo --cinco inicial-- Carlos Ortiz, Javier Eseverri, Jordi Torras, Werner, Javi Rodríguez, Andreu, Cristian, Juanjo, Juanra.

GEORGIA: Zariaiidze, Klubashvii, Darchia, Asatiani, Tsnobiladze --cinco inicial-- Iosebidze, Osepashvili, Bokeria, Gabuchia, Neparidze, Zoidze.

GOLES: 1-0: min. 3, Marcelo, de penalti. 2-0: min. 4, Alvaro Aparicio. 3-0: min. 8, Carlos Ortiz. 4-0: min. 9, Andreu. 5-0: min. 10, Javi Rodríguez. 6-0: min. 19, Andreu. 7-0: min. 20, Javi Rodríguez. 8-0: min. 26, Javi Rodríguez. 9-0: min. 28, Kike. 10-0: min. 30, Werner. 11-0: min. 33, Carlos Ortiz. 11-1: min. 35, Neparidze. 12-1: min. 35, Marcelo. 13-1: min. 37, Marcelo.

ARBITRO: Radulovic (Montenegro) y Maestroni (Italia). Tarjeta amarilla a Klubashivii.

El inicio del Premundial en Cáceres no pudo ser más sencillo para la selección española de fútbol sala, que se dio un impresionante festín ante la débil Georgia. La calidad del juego del campeón europeo y mundial estuvo a la altura de la animación de la grada, donde los más de 5.000 espectadores asistentes disfrutaron enormemente de una velada plácida y vistosa.

Fueron 13 goles como pudieron ser 47. La diferencia sideral entre los dos equipos se expresó desde el saque de centro. O tal vez desde la interpretación de los himnos. Los locales parecieron sentirse cómodos, con muchas ganas de agradar a una afición entregada a cada uno de sus detalles. Seguramente los dirigentes del Forma Cáceres 2016 se preguntan ahora dónde están todos esos seguidores a la hora de sus encuentros de la División de Plata.

Otra reflexión relacionada con el club cacereño: casi seguro que le ganaría a los georgianos nueve partidos de cada diez. Bastante hicieron con capear el temporal de la roja y no dar patadas, lo que es de agradecer. El público les premió con aplausos cada vez que pudo, sobre todo cuando marcó su gol cuando el resultado era de 11-0.

Por esto y por todo el partido no tuvo historia, como si fuese un enfrentamiento entre profesionales y alevines. España se dedicó a gustarse y a gustar, a enganchar a una afición siempre entregada, a hacer sentir que el precio de la entrada lo valía.

DETALLES El mejor equipo del mundo mostró desde el primer minuto sus argumentos, encerrando con su precisa circulación de balón a su oponente en su campo. Se lo tomaron con la intensidad de una final.

Fueron muy contados los disparos de Georgia entre los tres palos. Y es de suponer que Zaraiidze y Gabuchia, sus dos porteros, habrán dormido bien anoche, cansados de hacer parada tras parada y, aún así, recoger el balón una y otra vez del fondo de las redes de su portería.

España es una delicia jugando, sobre todo cuando lo hace con tanta libertad y creatividad, sin la tensión del resultado de por medio. La voracidad de Andreu, la contundencia de Kike o la exactitud con el balón en los pies de Marcelo son solamente pequeños detalles. Al aficionado medio le encantó celebrar los tantos de Javi Rodríguez, el tipo más carismático del equipo nacional. Muchos recordaron su mítica fotografía subiendo a hombros al cacereño Javi Sánchez en la final del Mundial de Guatemala que España ganó a Brasil en el 2001.

SIN CONFIANZAS Con el estómago lleno, este equipo es suficientemente maduro como para no andarse con confianzas. Mañana será más difícil ante Croacia, que hoy deberá superar sin problemas a Georgia (20.30 horas, Pabellón Multiusos). Aunque el partido de anoche tuviese un aire de amistoso, hay mucho en juego. Una mala noche resultaría irreversible en la lucha por meterse en el Mundial de Brasil.

Aunque no juega, hoy también habrá dosis de España. A las 13.00 horas los jugadores firmarán autógrafos a los niños en el pabellón.