Ron Dennis y Martin Whitmarsh, máximos responsables de McLaren, elogiaron ayer el comportamiento de sus dos pilotos. "Han luchado con gran limpieza y debo felicitarles", dijo Dennis. "Los dos pelearon durante las últimas 15 vueltas con la misma intensidad y deportividad que hasta entonces, pero limitando las revoluciones de su motor para conservarlo para Francia", elogió Whitmarsh. Ellos estaban contentos. Lewis Hamilton, exultante. Fernando Alonso, dolido pero silencioso.

El bicampeón, que según informó Telecinco anoche podría romper su contrato con McLaren, estaba molesto con Dennis, que se comprometió a dejarle escoger su estrategia si lograba el mejor tiempo en los ensayos del sábado previos a la tanda final de calificación. Cosa que consiguió. Pero el jefe no cumplió.

Tras la polémica de Mónaco, el acuerdo tácito en el seno de McLaren era que el piloto que lograra el mejor tiempo en la Q-2 (primer entrenamiento del sábado) escogería la estrategia a seguir, la cantidad de combustible y la vuelta en la que realizaría el primer repostaje. Indianápolis era el primer lugar donde se escenificaba el acuerdo. Y Dennis se echó atrás después de que Alonso, por tercera vez el fin de semana, superase a Hamilton.

Fue Dennis quien decidió quién hacía la Q-3, el ensayo donde se jugaban la pole, con menos gasolina. Y escogió, cómo no, a Hamilton. "Pregúntale a Ron. El decide", dijo el domingo Alonso. Tanto en Canadá como en EEUU Hamilton realizó antes el primer repostaje.

ENFADO VISIBLE Alonso volvió a tirarse contra el muro el domingo, en la vuelta 39, justo un giro después de intentar adelantar a Hamilton en la recta. "Fue un gesto que le mandaba a Lewis. Los pilotos lo hacen de vez en cuando. Fernando era más rápido, pero Hamilton tenía la posición, había hecho un gran trabajo en la calificación, una gran salida y defendió con robustez su liderato", dijo Whitmarsh.