Ni la polémica sobre si Cannavaro merece o no el Balón de Oro, ni una discusión sobre el presunto talante defensivo de los equipos entrenados por Capello, ni el gol para enmarcar de Ronaldinho, ni la supuesta dependencia organizativa que el Madrid tiene con Guti. Ni tan siquiera se hablaba de Raúl, ese que tantas veces ha salvado al equipo en momentos clave, ni la depresión de Emerson por los pitos del Bernabéu... Quizá se echó de menos a Ronaldo, aficionado, según las malas lenguas, al hedonismo y al buen paladar. Ayer en Madrid se hablaba de Extremadura; de la excelencia de sus vinos, de sus sabrosos morcones, de sus maníficos chorizos y salchichones, de la exquisitez de su lomo o del señorío de sus jamones ibéricos y quesos de oveja.

Las Bodegas Ortiz de Almendralejo obraron el milagro . Reunieron en un conocido restaurante a conocidos personajes del deporte. No podía faltar el italiano Capello, presente mientras se confirmaba (22.30) que un colega suyo, Mané, sería el técnico del Athletic. Conocida es la afición del técnico madridista a los productos de nuestra tierra, en la que le adiestró con maestria su amigo y periodista Roberto Gómez, también presente.

El ambiente era selecto, relajado, socarrón. Se agudizaba el paladar y la conversación fluía. El sabor y el olor a Extremadura impregnaba la sala, seduciendo a los comensales reunidos. No pudieron, ni qusieron, faltar personajes del mundillo futbolístico del foro como el siempre educado y cercano Vicente del Bosque, salmantino y buen conocedor de nuestra gastronomía. No estuvo --estaba previsto-- el ajetreado nuevo presidente, Ramón Calderón. Sí gente como Enrique Sánchez de León, extremeño ilustre desde que fue ministro con UCD. Todos se deleitaron con vinos de la denominación de origen Ribera del Guadiana o la línea de productos Vega Harnina Food, productos gourmet de alta calidad de las Bodegas Ortiz.