El Cacereño tuvo presidente castellano, secretario argentino y jugadores sudamericanos. Más de una docena de jóvenes extremeños perfeccionan su fútbol en una escuela que el club italiano Milan abrió recientemente en Avila. El baloncestista Juan Carlos Navarro se marchó del Barcelona a la NBA y de la NBA al Barça. España, país comprador de deportistas, tiene muy ´españolizado´ el Liverpool. Son hechos palpables que indican que algo ha cambiado en el deporte, que los colores y la pertenencia en el mismo ha cogido otro rumbo.

La globalización de la economía mundial es una ya una realidad. Una realidad hoy en crisis, palabreja griega que significa oportunidad. Oportunidad para averiguar qué se hizo mal y oportunidades nuevas que se le presentan al deporte.

Este fenómeno, hasta ahora, podría achacarse a casos aislados o al interés de unos cuantos, pero es bien cierto que se encuentra contemplado en el sector del recreo, la cultura y los deportes, encuadrados por la Organización Mundial del Comercio en el marco legal, dentro del sector económico de servicios, y el cual posibilita la exportación.

Son más de veinte países de la economía desarrollada, entre ellos el nuestro, los que se han comprometido con dicho organismo para la liberalización de este sector, y que sin duda producirá una convulsión el deporte, pues en muchas cuestiones choca de lleno con los reglamentos de los organismos deportivos, entre ellos, la FIFA y la UEFA.

Son varios clubs y sociedades anónimas deportivas europeas las que ya han planteado la posibilidad de inscribirse en ligas distintas a las de sus respectivos países, del mismo modo que han planteado la posibilidad de que los jugadores cambien de equipo sin limitación alguna, cuestiones éstas que la legislación laboral ordinaria sí permite.

Esta nueva visión del deporte beneficiará a todos, en palabras de algún experto en economía internacional y que, trasladada a Extremadura, el Moralo podría por ejemplo inscribir a un equipo en Cataluña, asistiendo al estadio las personas laboralmente globalizadas nacidas en territorio extremeño (hasta hoy llamadas emigrantes) que allí tenemos, con los consiguientes beneficios económicos y no económicos para todas las partes. O que el Manchester United alevín se inscribiese en los Judex, aumentando la competitividad, la calidad y el nivel de idiomas de nuestras pequeñas ´perlas´. Hipótesis, pero muy probables. Habrá quien piense lo contrario. El debate está abierto, y va para largo.