"Porque es de ley". Martín Fariñas trabaja en Caja Rural de Extremadura. Es, traducido, un relaciones públicas, un motivador del proyecto de la entidad expandido hacia todos los vectores posibles de la sociedad. Fue también aquel héroe de banquillo en el Cáceres del 1992, el que subió a la ACB para gloria del deporte regional.

Pero a Fariñas le mueve ahora un interés no menos especial. Pero el "porque es de ley" que pronuncia el carismático exentrenador está dedicado al Peña el Valle de Montijo, modestísimo club que acaba de ganar el Premio Espiga al Deporte. Son casi la una del mediodía y se respira un aire puro, más bien purísimo.

Con el premio gordo (4.000 euros) del club montijano, nacido y desarrollado al albur de la más absoluta modestia, los áccesit (1.500) que le preceden y que van hacia el colegio Virgen de Argeme de Coria y el club Santa Teresa de Badajoz. Y el galardón especial 'Gracias' para dos personas casi anónimas, pero no por ello menos importantes: el fallecido Enrique Higuero, polifacético profesional de El Periódico Extremadura, y Pedro Segura, santo y seña de la cantera de Arroyo de San Serván desde tiempos inmemoriales. Los aplausos más largos son para ellos.

La finca 'El Toril', en El Carrascalejo, es de nuevo el escenario elegido para la cita. Allí están, además de los políticos y presidentes de federaciones, muchos representantes del más genuino deporte base y aficionado extremeño, en la mayoría minoritarios en cuanto a su repercusión pública, pero unánimemente reconocidos en una fiesta que gana en genuinidad.

"Optimismo" fue la palabra clave. La utilizó el presidente de Caja Rural de Extremadura, Mariano Señorón, en su emotivo discurso sobre el significado de los premios y la equidistancia con la difícil situación económica que se vive. De "ejemplo de superación" habló el presidente de la Junta, José Antonio Monago, ante la mirada cómplice y sonriente de su hombre de confianza, Toni Pedrera.

Para todos

Con ese ambiente tan cálido, quienes sólo son finalistas no están, ni mucho menos, frustrados. Esto no es una competición a ver quién gana. Esto es deporte blanco, blanquísimo. Aquí vencen todos, sin excepción.

Tan pronto se ve la cara feliz de Andrés Sánchez, de la Federación Aeronáutica y representante del Aerofly, como al padre de Javier Cienfuegos, que acompaña a Antonio Fuentes como representante del Club Atletismo Montijo y la concejala del área de una localidad vivero de deportistas estelares. José Antonio Lancho (Alcer) se va convencido de volver. No se sabe si para ganar, pero es evidente que sí para disfrutar.

Es mediodía, más bien tarde, en El Toril, allí donde las estrellas brillan sin ser de noche. Fin de fiesta, inicio de ilusiones compartidas. Comienzo de un reto pequeño, pero grande. Grande también a la vez que pequeño. Se alejan los protagonistas en la estepa extremeña rumbo a sus destinos, allí donde fluye el deporte más deportivo. Se van, pero volverán.