No me canso de contar que el deporte, más allá de los éxitos y los fracasos, es una actividad que nos hace crecer como personas. Unas veces dándonos experiencias vitales que podremos utilizar en otros ámbitos, otras formándonos, y otras permitiéndonos conocer otras personas, culturas y, por qué no decirlo, idiomas y viajar. Por todo ello merece la pena fomentarlo, más allá de su dimensión más ´práctica´ como es, para el estado, la salud de sus propios ciudadanos.

Esta pasada semana, con motivo del inicio de la temporada de campo a través en España en Atapuerca (Burgos), hemos tenido una visita en mi casa en Madrid. Un par de atletas suecas, Lisa Blommè e Ida Nilson, que ya estuvieron entrenando por aquí el pasado año cuando se disputó el europeo de campo a través en Toro.

Hicimos de anfitriones en aquellas fechas durante un par de semanas y esta vez le ofrecimos nuestra casa para pasar una semana en Madrid, entrenar y conocer la ciudad y, para nosotros, pues una oportunidad, durante ese tiempo, de conocernos, de practicar nuestro oxidado inglés y la posibilidad de devolver la visita a Estocolmo o Goteborg este próximo verano.

No sólo hemos aprendido sobre Suecia, sino que es toda una experiencia tener que explicar a un extranjero el por qué de la idiosincrasia española, sus costumbres, su historia, sus tradiciones.

En esos momentos uno realmente se puede dar realmente cuenta de lo que significan cada uno de estos conceptos citados y aprende a valorarlos como lo que son, meros convencionalismos, muchas veces dependientes de dónde hayamos nacido pero que, en el fondo, también nos dan una identidad frente a los que han nacido en el resto de mundo.