Muchos deportistas españoles de primerísimo nivel, no llegarán a ganar en toda su carrera los 600.000 euros prometidos a los futbolistas de la selección si ganan el Mundial. Campeones olímpicos, mundiales y europeos han batallado años para poder vivir de su sudor, cosa que han logrado, aunque en muchas ocasiones con estrecheces. El plan ADO de ayuda a los deportistas ha actuado como un colchón protector, pero solo para los mejores, y siempre y cuando sigan revalidando sus éxitos.

La prima futbolística pactada casi multiplica por siete el valor de un campeón olímpico español. En los últimos Juegos Olímpicos, los de Pekín de agosto del 2008, la medalla de oro se recompensaba con 94.000 euros, en caso de un deportista individual; con 75.000, en especialidades por parejas, y con 50.000, en deportes colectivos. La plata individual se cotizaba en 48.000 euros y el bronce, en 30.000, según el baremo aprobado por el Comité Olímpico Español y el Consejo Superior de Deportes. Estos dos organismos, junto con Radiotelevisión Española, también son los encargados de gestionar el plan ADO, que para el cuatrienio que finaliza en Londres-2012 ya alcanzará su sexta edición.

La inversión para este periodo olímpico sobrepasa los 51 millones de euros, pero son pocos lo deportistas que gozarán de una beca realmente suculenta. Hay que acreditar la condición de campeón olímpico o mundial para llegar a la cuota máxima de 60.000 euros anuales. En ese nivel están, además de Rafa Nadal, los ciclistas Samuel Sánchez y Joan Llaneras, los regatistas Fernando Echavarri y Antón Paz, y los piragüistas Saúl Craviotto y Carlos Pérez, todos campeones olímpicos. La plata garantiza 50.500 euros por año hasta el 2012, y el bronce, 45.000. Poca cosa comparado con los 600.000 de Suráfrica o los 450.000 de un campeón del Tour, a repartir, eso sí, con el equipo.