Estaba cantado que la reedición del clásico de la comarca, más de una década después, iba a ser una fiesta. Y lo fue. La afición de Almendralejo acudió en masa el Nuevo Estadio ridiculizando la venta anticipada de localidades y se dejó notar en el graderío. También la afición segedana se acomodó en él en buen número a pesar del medio día del club . Y el presidente zafrense, Martínez Doblas, no ocultaba su satisfacción: "Desde el día de la Copa ante el Mallorca no se vio nada igual". Buena parte de culpa tienen él y su equipo que trabajaron a destajo para que la convivencia y la deportividad ganaran anticipadamente el derbi.

En el palco estuvieron desde consejeros, como Manuel Amigo, a alcaldes, como Antonio Pérez, pasando por concejales como Ramón Gutiérrez Rubio y los representantes de ambas directivas.

En la grada también hubo convivencia y respeto hasta que desde el césped, ya es feo el detalle, alguien quiso romperlos. No merecen ni una breve cita.

La tarde acompañó y el fútbol, huérfano de excesiva calidad, de la que no estuvo exento en algunas gotas, se recreó en la emoción y la incertidumbre, como por otra parte mandan los cánones.

Lo peor, quizás, vino al final. Un pequeño revuelo, alguna palabra malsonante, el "ahí te espero...". Sombras que no pueden ocultar una grata jornada.