Cacereño: César, Jony, Herrero, Maxi (min. 70, Javi), Cisco, Rezzonico (min. 60, José Manuel), Alberto Rúa (min. 46, Gambeta), Luis, Tony, Mazzoni y Sergio.

Moralo: Alex, Víctor, Toribio, Maxi, Luis Trujillo, Dani Baños, Oscar Castillo, Alfonso, Lattes (min. 78, Manu), Beni Besale (min. 86, Dani), y Raúl (min. 60, Javi Núñez).

Goles: 0-1: min. 10, Beni Besale. 0-2: min. 29, Víctor. 1-2: min. 87, Herrero.

Arbitro: Corchado Nieto (1). Enseñó cartulinas amarillas a los locales Maxi, Rezzonico, Mazzoni y Sergio y explusó al entrenador Fran Nacarino. Además amonestó a los visitantes Víctor, y expulsó por doble amarilla a Dani Baños (min. 67) y a Luis Trujillo (min. 83).

Incidencias: Unos 200 espectadores en el estadio Príncipe Felipe.

En el Cacereño algo no funciona. No es un secreto y menos cuando encajó ayer su sexta derrota seguida ante un Moralo superior, sobre todo en la primera mitad. El entrenador visitante, Carlos Sánchez, lo reflejó muy bien en rueda de prensa: "El fútbol se mueve por estados de ánimo". Según esto, podría decirse que los verdes se encuentran al filo de un shock depresivo.

El técnico Fran Nacarino muestra un cabreo inmascarable y entiende, con criterio, que el equipo ha entrado en este círculo por una cuestión de actitud.

El Moralo fue netamente superior en los primeros 45 minutos, dejando al aire las miserias de un Cacereño que empezó a reaccionar tras el descanso.

El primero de los goles de la tarde lo firmó el veterano Beni Besale tras un saque de falta al borde del área. No se habían terminado de reponer del mazazo los jugadores del Cacereño, cuando Víctor se paseó delante de los verdes en una cabalgada que le llevó hasta el umbral de la meta local y subió el 0-2.

Los de Nacarino empezaron a ponerle ganas a partir de la segunda parte. Sólo un tanto de Herrero de falta en el 87 puso algo de emoción. Sergio, en el descuento, pudo empatar el partido en doble ocasión.

Pero que el Cacereño anda a la deriva no se refleja solo en las seis derrotas seguidas, sino también con situaciones más allá del tapiz verde: Ningún representante del club en el palco, peligrosos petardazos que estallan en el terreno de juego y hasta un speaker que aprovecha la megafonía para insultar gravemente al árbitro... Lo dicho, estado de depresión.