CACERES DESTINO TURISTICO 67: Cazorla (5), Morales (4), Damon Johnson (17), Oscar Rodríguez (2), Higgins (6) --cinco inicial-- Javi Pérez Gutiérrez (0), Sallier (11), Rivero (22).

CIUDAD DE HUELVA 73: Sergio Sánchez (11), Boccia (11), Kortaberria (2), Williams (6), Cipruss (4) --cinco inicial-- Montaner (2), Rojas (16), Morón (9), Legasa (12).

ARBITROS: Afonso y Avilés. Eliminados: Higgins (min. 40) y Cazorla (min. 40).

MARCADOR CADA CINCO MINUTOS: 4-7, 14-15, 20-27, 28-41 (descanso), 41-46, 45-50, 54-54 y 67-73 (final).

INCIDENCIAS: Decimoquinta jornada.

Pésimo. Lamentable. Deprimente. Desolador. Patético. Triste. Vacío. Estúpido. ¿Más? Quizás no haga falta, porque el partido del Cáceres Destino Turístico frente al Ciudad de Huelva se describe por sí solo. Los verdinegros encajaron una derrota posiblemente previsible, fruto de una semana negra y caótica en la que lo de menos ha sido el baloncesto. No es de extrañar que los andaluces, otro equipo paupérrimo, se llevase la victoria. Le bastó con ser un poquito menos malo que su rival.

El Cáceres ha entrado en una crisis de identidad evidente, corroido por los problemas extradeportivos y la ausencia --ya definitiva-- de su gran estrella, Derell Washington. Ayer se mostró plano, sin espíritu, y en muchos momentos pareció con la cabeza en otro lugar que no era el multiusos. Habrá un antes y un después de esta fecha: o se recupera al equipo ambicioso y agresivo de las semanas precedentes o se mantiene esta línea insulsa y oscura que lleva a derrotas tan dolorosas como la de anoche.

OTRA ´BANDA´ El Huelva no hizo casi nada para ganar. Horas antes del partido dio entrada en la plantilla al orondo John Williams --se había anunciado que sólo había viajado para hacer grupo --, que jugó fatal, pero fue decisivo en los últimos minutos gracias a su calidad y su corpulencia. Los argumentos del equipo de Quim Costa no pasaron de una lucha encomiable, la buena dirección de Sergio Sánchez y las aportaciones inesperadas de jugadores secundarios como Morón y Rojas. Bastó contra un Cáceres en barrena, que casi siempre estuvo por detrás, resignado a la desgracia, contagiado por la eterna miseria económico-institucional de su club.

Los verdinegros deberán afinar para encontrarle el sustituto a Washington. Damon Johnson, su teórico heredero, no pudo duplicarse, mientras que Juanmi Morales perdió otra estupenda ocasión para reivindicarse. Lo mejor fue el acierto de Pedro Rivero, que metió a su equipo en el partido cuando se había desconectado poco a poco (28-41 al descanso). ¿Bryan Sallier? Correcto, pero no desequilibrante.

El partido en sí fue muy malo. Demasiado. La cara oculta de la LEB, que hasta ahora nos había regalado encuentros dinámicos y flexibles, abiertos y hasta espectaculares. Ayer se vio muy poca calidad, constantes pérdidas de balón, tiros fáciles fallados. Un caos. Los árbitros, claro, se unieron a la fiesta .

El Cáceres tuvo su ocasión de evitar el desastre cuando se puso al fin por delante en el último cuarto (57-54, min. 35), pero una acción de Williams (robo más canasta más falta antideportiva más canasta) llevó el resultado hacia el rumbo más justo.