Cacereño: Imola, Jony, Maxi, Cisco, Herrero, Rezzónico, Luis (min. 38, César), Massoni (min. 87, Walter), Zalio (min. 34, Alex Tejada), Sergio y Toni.

Plasencia: David Mena, Gustavo (min. 87, Sergio Morín), Pulido, Manu, Juanfran, David Mora, Emilio Gil (min. 63, Vladimir), Fran Díaz, Caballero, Oscar y Juanjo (min. 76, Expósito).

Gol: 0-1, min. 39: Emilio Gil.

Arbitro: Jaramillo Portero, auxiliado por García Maqueda y Díaz Martínez (0). Roja directa al local Imola (37´) y a los visitantes Edu (94´), portero suplente, y Rafa Rus (89´), técnico. Expulsó por doble amarilla al local Rezzónico (86´). Amarilla a los locales Jony, Luis y Sergio y a los visitantes David Mora, Fran Díaz y Gustavo.

Incidencias: 500 espectadores en el Príncipe Felipe. Minuto de silencio en memoria de las víctimas de la violencia de género.

Querido Javier Domingo Jaramillo Portero, que es como os gusta que os llamen a algunos árbitros: se me hace complicado escribir la crónica de este partido pasando por alto tu actuación. Trataré de no ser ni aleccionador ni nada que se le parezca y concederte una segunda oportunidad para ver si lo de ayer fue un accidente o realmente es tu comportamiento habitual. Sabes que cuando un jugador es expulsado, generalmente es sancionado con un determinado número de partidos, pero en el caso de los árbitros nunca sabemos o no nos dan a conocer con lo que sucede sobre sus castigos.

En el Cacereño-Plasencia de ayer acabaste expulsando a dos miembros de cada equipo y mostrando un total de once tarjetas, cuatro de ellas rojas. Sin embargo, sobre el terreno de juego acabaron jugando nueve contra once. No pienses que escribo esto porque quiera justificar la derrota del Cacereño o poner trabas a la victoria del Plasencia, no. Un árbitro de fútbol debe estar sobre el terreno de juego para tratar de que se juegue al fútbol y castigar las acciones que van contra los principios de ese deporte y, sobre todo, tratar de no beneficiar a quien más busque romper las reglas de juego. Ayer no hubo fútbol sobre el césped del Príncipe Felipe porque un equipo trató de evitarlo, que está en su derecho, pero para eso está el juez, que debe poner orden en que no sea así.

Pero lo peor de todo es la falta de valentía y de autoridad. La acción decisiva del encuentro tuvo lugar en el área del Cacereño tras un balón que detuvo Imola y al que Juanjo trató de molestar --lo logró-- en el momento del saque. El meta cacereño reaccionó con un empujón --de nivel dos en la escala de uno a diez, aunque empujón al fin y al cabo--. Tú lo viste perfectamente, pero dejaste seguir el juego. Quince segundos después tu auxiliar, con la bandera levantada, te cuenta lo mismo que tú y todo el estadio había visto y es entonces cuando decides pitar penalti y expulsar al portero del Cacereño. Si lo hubieras hecho a la primera y sin escudarte en tu auxiliar, perfecto, discutible, pero pero perfecto. El error es hacerlo como lo hiciste.

MUCHA AGRESIVIDAD A partir de ahí, lo demás vino rodado. Los que más leña repartieron sin distinguir a locales de visitantes, se quedaron sobre el césped. Otros, con menos, se fueron a la calle. Ellos no jugarán la próxima jornada y tú probablemente pitarás dentro de quince días. No quiero un castigo para tí, simplemente que la próxima vez seas árbitro de fútbol y protejas por encima de todo al fútbol. Suerte.