CACERES 2016 - 86: Rod Brown (20), Chus Poves (10), Mike English (13), Adrian Moss (10), Wayne Simien (14) --cinco inicial-- Tomás Bellas (3), Juan Sanguino (9), César Bravo (0), Diego Guaita (7), Lucio Angulo (0).

AXARQUIA - 94: Adrián Fuentes (1), Pablo Movilla (1), Michal Chylinsky (10), Michael Williams (27), Paulao Prestes (20) --cinco inicial-- Raimundo López de Vinuesa (13), Ernesto Díaz (0), Carlos Cobos (2), Vitor Faverani (8), Skoldebrand (12).

PARCIALES: 20-22, 33-45 (descanso), 67-68, 86-94 (final).

ARBITROS: Rial Barrero y Albacete Chamón. Eliminados. Simien (min. 38) y Bellas (min. 40).

Golpe al optimismo reinante en Cáceres. El Axarquía bajó la temperatura del termómetro extremeño, últimamente muy subida, gracias a un triunfo de mérito en un partido notable, con opciones locales, pero con un desenlace lógico en función de lo que ocurrió durante dos horas de baloncesto.

Las individualidades aplacaron a un Cáceres a veces desconcertante y por momentos brillante en ataque, al tiempo que aplicado en defensa, quizá demasiado tarde. Pero muy poco se puede hacer cuando, en el último minuto, con el pabellón desgañitándose, un tipo como Michael Chester Williams te amartilla con un triplazo directo al esternón, cuyo efecto psicológico acabó con la esperanza de culminar la remontada.

MUCHO RIVAL Fue un partido tan desigual que pudo ganar cualquiera. El Axarquía, ayudado por el inmenso talento de jugadores que ya saben lo que es la Euroliga (Paulao Prestes, Faveroni) y en momentos puntuales por el nefasto arbitraje, se llevó un éxito que persiguió también el grupo de Manuel Piti Hurtado.

Desde el inicio, con un 6-15 que obligó al técnico a parar el encuentro (min. 5), se pudo comprobar que el filial del Unicaja estaba más enchufado al duelo. La intensidad de Prestes (10 puntos en este tiempo a base de presencia y casta) y la empanada defensiva local de un equipo que entonces adolecía de falta de carácter, presagiaron que la misión sería complicada.

Pero este Cáceres tiene un gran abanico de posibilidades. Los puntos de Moss, Guaita y Simien, además de la enorme actitud de English, permitieron el equilibrio (22-22, minuto 12), pero un nuevo arreón andaluz situó un claro 31-44 en otro abrir y cerrar de ojos. Obcecados en parar la sangría interior, el Axarquía apeló al sueco Jonas Skolbrand, de mano mortífera, para poner distancias desde fuera.

El Cáceres siguió muy dignamente en el feroz intercambio de golpes de rachas. Encontró Hurtado al menos pensado, Juan Sanguino, para que el cacereño liderara una racha increíble (9 puntos en el tercer cuarto), con el irascible Moss en el banco y Simien también mucho tiempo fuera por personales y porque el entrenador local había encontrado la pócima salvadora. Las noticias positivas fueron entonces la reivindicación de Sanguino y la puesta a tono de un hasta entonces apagado Chus Poves.

Todo se iba a dilucidar enel último cuarto. Despertadode su letargo Rod Brown ycon Moss olvidado en el banco,el partido entró en unadinámica ganadora (69-68,minuto 32, la única vez queel Cáceres se puso por delante)pero la inestabilidad localvolvió, en parte también porla puntería de los rivales: Chylinsky,negado en el primertiempo, las enchufó desdefuera en el tramo decisivo,Williams ametralló la cesta yFaverani y Prestes hicieron eltrabajo sucio.

GRAN ACTITUD / El Cáceres, abandazos, tuvo una actitudtremenda, con actores secundarioscomo Bellas tomandoexcesiva responsabilidadcuando éste no debe ser supapel. El público empujó, peroahí estuvieron Chylinski yWilliams para demostrar que elfuturo es suyo. Se llegó a falta de1:12 con 84-86 y todo por decidir.Salió cruz: una mala elecciónpor allí, una entrada equivocadapor allá... y el fusil del estadounidensedel Axarquía queterminó por amargar la fiesta.

Había terminado el idilio conla victoria. El Cáceres daba unpaso atrás y se había encontradocon sus dos caras: su repertorioes variado, y ahí está Sanguinopara refrendarlo, pero tambiénse encuentra con el peligro del desequilibrioy los egos de jugadorescomo Moss, cuyo ostracismofinal y su incidente con el técnicono es cuestión baladí .